¿Qué significa que Jesús está intercediendo por nosotros en el cielo?
En Hebreos 7:25 leemos: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos". ¿Por qué intercede Jesús por nosotros en el cielo? En primer lugar, está claro en este pasaje y en otros que el lugar donde se encuentra actualmente Jesús es el cielo. Uno de los propósitos para que Jesús esté allí es estar a nuestro favor ante Dios el Padre y hacer posible que los creyentes tengan acceso a Dios.
En segundo lugar, el contexto de Hebreos 7 tiene que ver con el concepto del Antiguo Testamento de un sacerdote que intercedía ante Dios en nombre de otro. Sin embargo, a diferencia de un sacerdote humano que sólo puede interceder durante un tiempo limitado, Jesús puede interceder ante el Padre "perpetuamente", una frase que también se traduce como "en todo momento". El contraste es entre un sacerdote humano que puede interceder temporalmente y la función de Jesús como sacerdote que intercede para siempre a favor de Su pueblo.
En tercer lugar, el significado de interceder incluye intervenir en favor de los creyentes para ofrecer el perdón de los pecados. Primera de Juan 2:1 dice: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". Jesús es el abogado del cristiano, actuando a favor de los que son Sus hijos para brindarles el perdón y el acceso al Padre.
En cuarto lugar, está claro que Jesús es el único que intercede por nosotros ante el Padre. Primera Timoteo 2:5 dice: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre". Hechos 4:12 también enseña: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".
Hay muchas razones por las que Jesús y sólo Jesús puede interceder por nosotros. Él es Dios perfecto y hombre perfecto, pero sin pecado (Hebreos 4:15). Jesús entiende perfectamente nuestra experiencia humana y nuestras tentaciones. Fue tentado por Satanás en el desierto y, sin embargo, no pecó (Mateo 4:1-10). Vivió una vida santa y luego pagó el precio del pecado con Su muerte en la cruz (Juan 19:30). Como afirma 2 Pedro 1:3, "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia".
Además, Jesús es el único Hijo de Dios. En el bautismo de Jesús, Dios Padre dijo: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia" (Lucas 3:22). Juan 3:16-17 aclara: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él".
Jesús está ahora mismo en el cielo, abogando en nuestro favor contra las acusaciones de Satanás. Jesús pagó por nuestro pecado en la cruz una vez y para siempre. Él cargó con nuestro pecado para que nosotros pudiéramos llevar Su justicia (2 Corintios 5:21). En consecuencia, ahora somos aceptados sin culpa ante Dios y podemos acercarnos con confianza a Su trono. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:14-16).
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