¿Cuál es el significado de Hebrón en la Biblia?
Hebrón es una ciudad situada en las montañas, a más de 40 kilómetros al sur de Jerusalén, en la región montañosa de Judea. Su importancia en el Antiguo Testamento se debe a varias razones. Desde este lugar, Dios mostró a Abraham (que en aquel momento aún se llamaba Abram) la tierra que él y sus descendientes iban a heredar. Dios declaró: "Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre" (Génesis 13:14-15). "Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar al Señor" (Génesis 13:18). Dios llevó a Abrahán a la tierra de Canaán y le prometió que él y sus descendientes la poseerían. En un acto de fe y obediencia, Abraham se estableció en Hebrón y construyó un altar, convirtiendo este lugar en su hogar y su lugar de adoración.
Abraham y Sara seguían viviendo allí décadas después, cuando Sara murió. Abraham estableció Hebrón como la patria nueva y permanente de la familia comprando una cueva como lugar para enterrarla (Génesis 23:17-20). Esta cueva, en el campo de Macpela, se convirtió en el lugar donde se enterraba la familia: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, así como Jacob y Lea, razón por la que ahora se la conoce como la Cueva de los Patriarcas (Génesis 25:9-11; 35:27-29; 47:29-30; 49:30-32; 50:1-13).
Muchas generaciones después, cuando Dios rescató a los descendientes de Abraham de su esclavitud en Egipto, Hebrón fue la primera ciudad que encontraron los espías israelitas cuando reconocieron la Tierra Prometida (Números 13:22). Quedaron impresionados por el tamaño y las fortificaciones de la ciudad, ya que la compararon con Zoán, en Egipto (Números 13:22; Josué 14:12). También se sintieron intimidados por los habitantes de la ciudad, los descendientes de Anac (Josué 14:12). Sólo dos de los doce espías confiaron en que Dios podía dar la tierra de Canaán, incluida la ciudad de Hebrón, a los israelitas que habían estado esclavizados. Esos espías fueron Caleb y Josué. Así, cuarenta años más tarde, cuando Dios llevó a la siguiente generación de israelitas a la Tierra Prometida y los habitantes del pasado fueron expulsados, Caleb y su familia recibieron Hebrón como parte de su territorio (Josué 14:14).
Cada tribu debía tener levitas viviendo entre ellos y algunas de las ciudades levitas tenían que ser designadas como ciudades de refugio donde la gente que había matado accidentalmente a alguien podía buscar refugio del "vengador de la sangre" (parientes que podían vengar a una víctima de asesinato. Ver Números 35). Hebrón fue declarada ciudad levítica de refugio dentro del territorio de Judá, perteneciendo específicamente a Caleb (Josué 21:11-13).
Muchas generaciones después, Hebrón se convirtió en la ciudad de refugio de David y la ciudad donde se convirtió en rey por primera vez. Después de enterarse de la muerte de Saúl, David preguntó a Dios si debía regresar a la tierra de Judá y Dios le respondió que debía establecerse en Hebrón (2 Samuel 2:1). Obedientemente, David trasladó a su familia y a sus seguidores a Hebrón, donde "vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá" (2 Samuel 2:4). "Y fue el número de los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses" (2 Samuel 2:11). Después del asesinato del rey de las tribus del norte de Israel, Is-boset, "vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante del Señor; y ungieron a David por rey sobre Israel" (2 Samuel 5:3). David trasladó entonces su lugar de reinado de Hebrón a Jerusalén "y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá" (2 Samuel 5:5).
Cuando Absalón, hijo de David, decidió iniciar una rebelión para intentar derrocar a su padre, eligió Hebrón como lugar para el inicio de su reinado (2 Samuel 15:7-12). En Hebrón, sus seguidores lo declararon rey y, finalmente, llevó a esos seguidores a invadir Jerusalén y se instaló en el palacio. Tras huir a Mahanaim, David y sus hombres se enfrentaron finalmente a Absalón y sus seguidores en una batalla en el bosque de Efraín, donde el ejército de David derrotó al de Absalón y éste fue asesinado por uno de los comandantes de David (2 Samuel 18:7, 14). De este modo, David regresó a Jerusalén como rey victorioso tras haber vencido la rebelión iniciada en Hebrón (2 Samuel 20:3).
Si bien Hebrón era el lugar donde Dios le pidió a Abraham que se estableciera, la ubicación de las tumbas de los patriarcas, la ciudad que intimidó a los espías israelitas y el lugar inicial del reinado de David, no tenía la capacidad mágica de otorgar poder o éxito a Absalón en su intento de rebelión. Hebrón se encontraba en una importante encrucijada a lo largo de las rutas comerciales con el Mar Muerto al este, las llanuras costeras al oeste, Jerusalén al norte y Egipto al sur, sin embargo, el éxito de cualquier ciudad depende del favor de Dios (Salmo 127:1; Job 12:23; Hechos 17:26). Por lo tanto, no hay nada propio de Hebrón que la haga importante en la Biblia, aparte de ser un lugar que Dios eligió para bendecir a los que le eran fieles. Abraham vio la Tierra Prometida desde allí, Caleb heredó esa tierra y David comenzó su reinado en esta ciudad, no obstante, fue la fe y la obediencia de estos hombres lo que Dios recompensó, y no su sola presencia en este lugar, tal como lo demostró la derrota de Absalón. Qué confiemos y obedezcamos al Señor sin importar nuestra ubicación.
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