¿Qué relación existe entre Dios y el tiempo?

La Biblia describe la relación de Dios con el tiempo en diferentes lugares. El Salmo 90:4 dice: "Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche". 2 Pedro 3:8 dice: "...para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día". Isaías 57:15 dice que Dios "habita la eternidad".

Cuando decimos cosas como "Dios es atemporal" o "Dios no tiene principio ni fin", estamos tratando de explicar a Dios en términos de una dimensión por la que no está limitado. Dios creó el tiempo.

En nuestro universo el tiempo es básicamente lineal. Avanzamos a un ritmo prácticamente constante, teniendo en cuenta la velocidad y la gravedad. No podemos retroceder en el tiempo, y no podemos experimentar más de un momento a la vez.

Dios no tiene esta limitación. Él no vive dentro de la línea de tiempo semilineal de nuestro universo. Él experimenta cada momento del tiempo a la vez. Es similar al creador de una película de animación. Mientras la película está rodando, los personajes experimentan la vida de un cel (la hoja en la que se dibujan las animaciones) a la vez, mientras la luz pasa. Pero el creador vive en una dimensión en la que todos los fotogramas existen a la vez y puede verlos todos cuando quiera.

Comprender esto nos da un mejor entendimiento del poder de Dios en nuestras vidas. Pudo crear el mundo en seis días porque los días no lo limitan a Él ni a Su obra (Génesis 1). Él pudo escoger a quién salvar antes de que los tiempos empezaran (2 Timoteo 1:9) porque Él creó los tiempos. Y es capaz de seleccionar de antemano las buenas obras que haremos (Efesios 2:10) porque puede ver todo lo que ocurrirá en la historia de la humanidad y la mejor forma de aprovechar ese tiempo para llevar a la gente a Él. Cuando dice que tiene un "plan" para nosotros (Jeremías 29:11) ese plan se basa en Su perfecto conocimiento de toda la historia, el presente y el futuro. Cuando no confiamos en Su plan, es la mayor de las tonterías, es como ignorar los avisos de un GPS perfecto porque pensamos que conocemos una mejor ruta.

La eternidad de Dios es parte de su perfección. Él no necesita crecer ni desarrollarse, ni ninguno de los otros beneficios que nos da el tiempo lineal. Tampoco tiene principio ni fin temporal. No tiene nuestra necesidad de tiempo ni nuestras limitaciones temporales, lo cual es otro ejemplo del por qué podemos confiarle nuestras cortas vidas temporales.