¿Acaso Dios tiene sentido del humor?

Los seres humanos han sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). Esto quiere decir que la mayoría de nuestras cualidades reflejan a Dios de alguna manera. Ahora bien, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, algunas de nuestras cualidades son representaciones erróneas de la verdadera naturaleza de Dios. Por ejemplo, el intelecto es parte del carácter de Dios, pero podemos abusar del intelecto haciendo de él un dios. La creatividad también forma parte del carácter de Dios, pero a veces la utilizamos para promover el pecado o el mal. Nuestro sentido del humor también proviene de Dios. Si Él no tuviera sentido del humor, ¿de dónde sacaríamos el nuestro? Dicho esto, el humor de Dios no siempre se parece a nuestro humor. A veces nos parecen graciosas cosas que en realidad no lo son, por ejemplo, chistes groseros o de mal gusto o burlas. Con todo, Dios es el creador de lo que es la risa y el humor de los seres humanos.

Proverbios 17:22 dice: "El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos". El Salmo 126:1-2 describe a Dios como aquel que nos da la risa: "Cuando el Señor hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho el Señor con estos". La risa y el gozo se perciben como algo positivo en la Biblia. Si Dios no tuviera sentido del humor, esto no sería del todo cierto.

Dependiendo de lo que nos parezca gracioso, también podemos ver el sentido del humor de Dios en toda la Biblia. Algunos consideran que el incidente de 1 Samuel 5:1-5 es una muestra del sentido del humor de Dios. Cuando los filisteos capturaron el Arca del Pacto y la colocaron en el templo de su dios Dagón, luego encontraron su ídolo caído boca abajo frente al Arca. Volvieron a colocar al dios, pero al día siguiente encontraron el ídolo boca abajo con las manos y la cabeza rotas. Otros pueden apreciar el sentido de la ironía de Dios en la historia de Jonás. El profeta hizo todo lo posible por huir de Dios, pero se salvó en el vientre de un gran pez. Otros pueden ver un elemento cómico en los discípulos, con los que muchos se identifican fácilmente. Por ejemplo, el énfasis que pone Juan en el hecho de llegar antes que Pedro a la tumba vacía (Juan 20:3-8), la resignación de Tomás ante la muerte al seguir a Jesús hasta la casa de Lázaro (Juan 11:16), o el afán de Pedro en mucho de lo que hacía (Juan 13:9-10; Juan 21:7-11).

Así que, sí, Dios tiene sentido del humor. Sin embargo, en nuestro propio uso del humor, debemos ejercer sabiduría y discreción. Aunque Dios disfruta de la risa y nos ha dotado de ella, no aprueba la risa a expensas de otro o la risa por cosas pecaminosas. Se nos dice que debemos pensar en las cosas que agradan al Señor (Filipenses 4:8) y animar a otros (Hebreos 3:13; 1 Tesalonicenses 5:11). Nuestras palabras deben ser edificantes y, por lo tanto, también nuestro humor debe serlo.