¿Qué significa que Dios es la verdad?

Al describir los atributos de Dios, éstos se dividen generalmente en dos categorías: morales (relacionados con Su carácter, como Su justicia y fidelidad) y no morales (como Su omnisciencia y omnipotencia). Decir que Dios es la verdad es una manera ontológica de referirse a la verdad como uno de Sus atributos morales.

Decir que Dios es la verdad no se limita a que Él sea veraz, sino que afirma que la verdad misma tiene su origen en Su naturaleza. Otras cosas pueden ser verdaderas, pero sólo Dios mismo es verdad. La verdad proviene de Su propia naturaleza.

A lo largo de la Biblia, Dios se define como la verdad. En Juan 14:6, Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida". Luego habla de que Él y Dios Padre son uno (Juan 14:7-11) y se refiere al Espíritu Santo como "el Espíritu de verdad" (Juan 14:17; 15:26; 16:13). En este pasaje, Jesús deja claro que el Dios Trino es la verdad. Y para afirmar aún más el punto, Hebreos 6:18 afirma que "es imposible que Dios mienta".

Otro de los atributos de Dios es que es inmutable: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1:17; véase también Malaquías 3:6; Hebreos 13:8). Puesto que Dios no cambia, podemos confiar en Su continua fidelidad, credibilidad y otros atributos. Números 23:19 dice: "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?".

Como seres humanos, fracasamos en ser coherentes y fieles, pero Dios nunca fallará: "Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo" (2 Timoteo 2:13). Dios es la verdad y en Él encontramos la verdad: "Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna" (1 Juan 5:20).

La verdad y la justicia van juntas, así como la mentira y la injusticia (ver Romanos 2:8). Si vemos injusticia o pecado en nuestras vidas, debemos considerarlo como una señal de que podemos estar creyendo o viviendo algún tipo de falsedad. Cuando estamos en Cristo, nos sometemos a Su verdad y dejamos que ella prevalezca en nosotros por encima de nuestras propias opiniones o deseos, y el fruto de esta sumisión es la libertad para vivir con rectitud: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32).