¿Qué significa que Dios es un Dios de milagros?

Ciertamente, Dios es un Dios de milagros. En la Biblia, los milagros de Dios también se conocen como señales, prodigios y poder. Los milagros son actos de Dios que sólo Él puede hacer; están más allá de la comprensión y la capacidad humanas. El Salmo 77:12-15 dice:

Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hechos.
Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas;
Hiciste notorio en los pueblos tu poder.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de José.

Hay algunas cosas que podemos deducir de estos versículos. Cuando reflexionamos sobre las obras de Dios, vemos Su santidad. Él hace milagros y manifiesta Su poder entre la gente. Usa la fuerza de Su brazo para redimir a Su pueblo. Nuestro Dios de los milagros no hace milagros simplemente para divertirnos o presumir. Los milagros de Dios sirven para que lo veamos, haciendo evidente Su poder en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

La palabra griega dunamis se traduce como "milagro", pero su verdadero significado en el griego es "poder". Con frecuencia, los milagros de Dios pasan por encima de las leyes de la naturaleza que Él mismo estableció. Lo vemos en la historia de Moisés y la zarza ardiente, en la que una zarza se incendió, pero no se consumió (Éxodo 3:2-4). Dios utilizó este método para que Moisés se apartara y pudiera hablar con él. No todos los milagros de Dios pasan por alto las leyes de la naturaleza. Cuando abrió el Mar Rojo para que Moisés y los israelitas lo cruzaran, utilizó un "recio viento oriental " (Éxodo 14:21). Nuestro Dios de los milagros utiliza los milagros para llamar nuestra atención y permitirnos escuchar Su mensaje y verlo a través de los ojos de la fe.

Generalmente, las personas que desean señales de Dios sólo las quieren para entretenerse, así como el rey Herodes en Lucas 23:8. Sin embargo, esta no es la razón por la que el Dios de los milagros hace milagros: siempre tienen un propósito, ya sea para compartir una palabra especial, para revelarnos sabiduría o para mostrar el poder de Dios de una manera que otros vean y glorifiquen a Dios. Este fue el caso cuando Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado" (Juan 11:40-42). Después, Jesús resucitó a Lázaro: "Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir" (Juan 11:43-44). Muchos de los judíos presentes confiaron en Jesús como el Mesías después de presenciar este milagro (Juan 11:45). Esto demostró el poder y la autoridad de Jesús sobre la muerte. Incluso cuando Él mismo fue crucificado, la muerte no tuvo poder sobre Jesús, ya que resucitó al tercer día (1 Corintios 15:3-5). Esto hizo posible el mayor milagro de todos los tiempos: el don gratuito de la salvación para todos los que creen.

Dios es la fuente de poder detrás de cada milagro. Sus milagros nos maravillan y, en última instancia, sirven como señales que nos revelan mensajes de Dios y verdades sobre él. Cuando estamos en Cristo, también tenemos Su poder actuando en nosotros: "De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14:12). Cuando vemos milagros hechos en el nombre de Jesús hoy, deberían tener el mismo resultado: no llamar la atención sobre una persona, sino llevar toda la atención y la gloria a Dios por Sus maravillosas obras y Su poder.