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La epifanía es el día del calendario de la iglesia que celebra la visita de los magos a Jesús (Mateo 2: 1-12). Se conmemora el 6 de enero, doce días después del día de Navidad. También marca el final de los doce días de Navidad.
La palabra "epifanía" simplemente significa una revelación o manifestación. La Epifanía celebra la revelación de Jesucristo a los gentiles (pueblo no judío) representada por los sabios. Lucas 2:32 también habló de esto, llamando al niño Jesús, "Luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel".
La referencia más antigua conocida a la Epifanía en la historia de la iglesia se encuentra en los escritos de Ammianus Marcellinus en 361. En 385, Egeria (también Silva) escribió que la Epifanía se practicaba entre las iglesias de Jerusalén y Belén. La historia señala que las iglesias occidentales también celebraron el bautismo de Jesús y el milagro en las bodas de Caná en la misma fecha en la iglesia primitiva, aunque este ya no es el caso hoy.
¿Deben los cristianos conmemorar la Epifanía? Sin duda, es apropiado conmemorar a los magos que vinieron a adorar a Jesús. Sin embargo, ha habido muchas tradiciones no bíblicas agregadas a la Epifanía en varias culturas que un creyente debería evitar.
Entre las prácticas preocupantes que se encuentran asociadas con la Epifanía se encuentran el rociar "agua bendita" y la quema de hierbas "benditas". Estas prácticas supersticiosas no tienen nada que ver con la venida de los sabios a Jesús y están en conflicto con las prácticas de los cristianos del Nuevo Testamento.
Otra práctica preocupante que se ve a veces incluye oraciones a los magos. Esta idea está claramente en desacuerdo con las Escrituras. Jesús enseñó a sus seguidores a orar "Padre nuestro que estás en el cielo" (Mateo 6: 9). Más tarde agregaría que debían orar en Su nombre (Juan 14: 13-14). En ningún momento en las Escrituras se les enseña a los creyentes a orar a otra persona que no sea Dios.
Sin embargo, con respecto a la celebración de la Epifanía que marca la venida de los magos a Cristo, se puede optar por celebrar o no celebrar. Como señala el apóstol Pablo: "Así que, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31; ver también Romanos 14: 5-6).