¿Debe interpretarse la Biblia literalmente?
Los escépticos de la Biblia a menudo preguntan a los cristianos: "¿Ustedes no interpretan la Biblia literalmente, verdad?". La pregunta revela una actitud de incredulidad, de no creer que alguien pueda creer que hay que leer la Biblia como literatura que no es de ficción. Si la persona que hace la pregunta sabe algo de la Biblia, a veces intentará reforzar su argumento haciendo preguntas complementarias como: "En Juan, Jesús dice: 'Yo soy la puerta' - ¿es Jesús realmente una puerta?" o "En los Salmos, el escritor está pidiendo cobijarse bajo las alas de Dios - entonces ¿es Dios un pájaro?". Esta línea de argumentación se conoce en lógica como reductio ad absurdum, en la que una proposición (o conjunto de proposiciones) se refuta mostrando que conduce a una consecuencia lógicamente absurda.
Sin embargo, lo cierto es que el método literal-histórico-gramatical de interpretación bíblica es el más lógico. Su objetivo es descubrir el significado del pasaje tal como lo habría querido el autor original y lo que habrían entendido los oyentes originales. Este enfoque interpretativo acepta el hecho de que la Biblia incluye diversos géneros (narrativa, poesía, enseñanza didáctica, etc.) y técnicas literarias (metáforas, hipérboles, etc.), pero afirma que tales cosas no le quitan literalidad a la Biblia para nada. De hecho, estas técnicas son habituales en la literatura de no ficción y se utilizan en el lenguaje cotidiano para comunicar la verdad.
Por ejemplo, la Biblia utiliza lo que se denomina lenguaje fenomenológico para describir cosas cotidianas en el lenguaje común. Un ejemplo lo encontramos en el libro de Josué: "Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales permanecen hasta hoy" (Josué 10:27). Cuando la Biblia menciona la "puesta de sol", no significa que el sol se haya puesto realmente desde una perspectiva científica. Incluso hoy, los meteorólogos no dicen que "la rotación terrestre de mañana hará que el sol desaparezca a las 9 de la noche", sino que hablan de la "puesta de sol".
La Biblia también utiliza la hipérbole -una exageración obvia e intencionada- para comunicar la verdad literal. Un ejemplo de hipérbole se encuentra en el libro de Juan: "Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él". (Juan 12:19). La verdad literal detrás de esta afirmación es que un gran número de personas seguían a Jesús, un hecho que no es difícil de entender leyendo el texto.
La Biblia también está llena de metáforas, figuras del lenguaje en las que un término o frase se aplica a algo a lo que no es aplicable de forma literal para sugerir una semejanza. Por ejemplo, Moisés llama a Dios "¡La Roca!" en Deuteronomio 32:4. Otra ilustración es el hecho de que Jesús se llamara a sí mismo la puerta en Juan 10:9. No se refería a que fuera plano, rectangular o girara sobre bisagras, sino a que Él era el camino de entrada al reino de Dios.
Además, la Escritura utiliza antropomorfismos, que representan a Dios en otra forma, o con otros atributos y emociones de vida: "Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Selah" (Salmo 61:4).
La Biblia también recurre a la personificación, que asigna un atributo personal a objetos inanimados o nociones abstractas: "Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso" (Isaías 55:12).
Tal vez la técnica literaria más común que lleva a algunos a rechazar su literalidad sea el simbolismo. Un par de ejemplos de simbolismo se encuentran en este pasaje del Apocalipsis: "Tenía en su diestra [de Jesús] siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza" (Apocalipsis 1:16). ¿Lleva Jesús realmente estrellas en la mano y una espada en la boca?
La mayoría de las veces, la Biblia explica su propio simbolismo. En el caso anterior, la explicación de las siete estrellas se da unos versículos más adelante: "las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias" (Apocalipsis 1:20). Lo que hay que recordar es que el símbolo apunta a un objeto literal detrás del lenguaje figurado.
Cuando se entienden las verdades anteriores, resulta mucho más fácil aceptar el hecho de que el método literal-histórico-gramatical de interpretación bíblica es la mejor y más obvia manera de leer y entender la Biblia. El hecho de que en las Escrituras se utilicen figuras retóricas y otros recursos literarios no quita nada a su mensaje no ficticio.
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