¿Debe hacer ejercicio un cristiano?

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En resumen:

El ejercicio nos ayuda a estar sanos, nos divierte y puede ser un buen pasatiempo. Es importante tener una perspectiva equilibrada: podemos disfrutar del cuidado de nuestro cuerpo, sin descuidar al mismo tiempo nuestra salud espiritual.

Del Antiguo Testamento

  • En el Salmo 139:13-14, se nos dice que Dios nos tejió en el vientre, haciéndonos a Su propia imagen. Nuestros cuerpos físicos tienen valor para Dios porque llevamos Su imagen y somos Su propia creación.
  • Proverbios 31:30 nos recuerda que la belleza física es pasajera, por lo que no debe ser el foco principal de nuestra vida. En lugar de eso, debemos buscar a Dios y crecer en el temor del Señor.

Del Nuevo Testamento

  • Uno de los aspectos más importantes del ministerio terrenal de Jesús fue la sanación de muchas personas con dolencias y enfermedades físicas, a través de lo cual mostró la importancia de nuestra salud corporal.
  • En Mateo 6:32, Jesús les dice a Sus seguidores que Dios conoce todas sus necesidades físicas y que Él las suplirá.
  • En Marcos 8:1-8, Jesús expresa Su preocupación por una gran multitud que no había comido y que había venido a aprender de Él. Los alimenta milagrosamente, demostrando que se preocupa por nuestra salud y bienestar físico.
  • En 1 Corintios 6:19-20, se nos enseña que nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo, que vive en nosotros cuando aceptamos a Cristo. Por lo tanto, debemos glorificar a Dios con nuestro cuerpo.
  • En 1 Timoteo 4:8, Pablo le transmite a Timoteo que el entrenamiento físico es beneficioso, pero que la búsqueda de la piedad tiene un valor aún mayor.
  • En 1 Timoteo 5:23, Pablo le da a Timoteo un consejo práctico para su salud física, mostrando que el bienestar corporal es una preocupación legítima.

Implicaciones para hoy

El ejercicio es una forma práctica de honrar a Dios al cuidar de los increíbles cuerpos que Él diseñó para nosotros. Aumenta nuestra energía, nos fortalece para servir a otros y mejora nuestra claridad mental para enfocarnos en Su obra. Cuando nos movemos, ya sea caminando, levantando pesas o practicando algún deporte, podemos celebrar el don de la salud y la capacidad de disfrutar la vida. El ejercicio también nos prepara para manejar mejor los desafíos de la vida, desde las exigencias físicas hasta el estrés emocional, permitiéndonos perseverar en nuestras responsabilidades diarias y espirituales. Podemos glorificar a Dios tanto en la manera en que nos ejercitamos como en las razones por las que lo hacemos. Al mismo tiempo, debemos encontrar un equilibrio entre el cuidado de nuestro cuerpo y el de nuestra salud espiritual.

Comprende

  • El ejercicio y el cuidado de nuestra salud física revelan una buena mayordomía de los cuerpos que Dios nos ha dado.
  • El ejercicio, la salud física y la apariencia pueden convertirse en un ídolo.
  • Los cristianos no deben descuidar la salud espiritual, sino encontrar un equilibrio entre el cuidado espiritual y el físico.

Reflexiona

  • ¿Cómo puedes honrar a Dios a través de la forma en que cuidas tu cuerpo físico?
  • ¿Cómo refleja tu actitud hacia el ejercicio o la apariencia física lo que hay en tu corazón?
  • ¿Cómo puedes asegurarte de que tu salud espiritual siga siendo una prioridad mientras cuidas de tu salud física?

Ponlo en práctica

  • ¿Cómo podemos fomentar la salud física y espiritual de forma equilibrada?
  • ¿De qué manera el reconocer que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo moldea nuestra perspectiva sobre el ejercicio y el bienestar?
  • ¿Cómo podemos evaluar si nuestro enfoque en la salud física se ha convertido en un ídolo, y cómo podemos realinearlo con las prioridades de Dios?