¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo y cuando lo recibe uno?
En pocas palabras, recibimos al Espíritu Santo cuando recibimos a Cristo como Señor y Salvador. Pablo dice en Romanos: “Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo” (Romanos 8:9).En otra epístola, el Apóstol dice: “En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Éste garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13-14). Entonces no hay un intervalo entre creer en Cristo y recibir el Espíritu Santo.
Aun así, se debe hablar del hecho que algunos han tratado de enseñar lo que se llama “la doctrina de la subsecuencia” o “segundo trabajo de la gracia”, que dicen que Cristianos reciben una parte del Espíritu Santo al momento de la salvación y luego lo que llaman el “bautismo del Espíritu Santo” más tarde. Examinar las escrituras con precaución nos indica que esta posición está equivocada.
En primer lugar, la frase “bautismo del Espíritu Santo” no aparece en ninguna parte en las Escrituras. Además, no existe ningún lugar en las Escrituras en el que es el Espíritu Santo quien está bautizando. En lugar, la Biblia claramente representa a Cristo como el que bautiza: “»Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego” (Mateo 3:11).
En segundo lugar, mientras aquellos que apoyan la enseñanza de la subsecuencia señalan algunos episodios en Hechos como sus pruebas que un segundo bautismo ocurre en la vida de todos los creyentes, al analizar las escrituras y el antecedente histórico del libro vemos que no tienen razón.
En Hechos 2, un bautismo subsecuente con el Espíritu Santo está claramente presentado; aun así, esto fue parte de la promesa previa de Jesús a sus discípulos en Hechos 1:5: “Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.” Esto ocurrió en Pentecostés y fue predominantemente un evento Judío que presentó la época de la Iglesia.
En Hechos 8, los Samaritanos, una raza extremamente despreciada por los Judíos, fueron añadidos a la Iglesia. Mientras un bautismo subsecuente con el Espíritu Santo está en el texto, las razones son evidentes. Era importante que los Judíos vieran y vivieran el hecho que los Samaritanos fueron incluidos a la Iglesia, y era importante que los Samaritanos supieran que los Apóstoles Judíos eran los canales de la verdad divina y que tenían autoridad Apostólica.
En Hechos 10, los Gentiles – Cornelio y aquellos que estaban con él – fueron agregados a la Iglesia. Pero, noten que un bautismo subsecuente no ocurre; en lugar, creer y el bautismo con el Espíritu ocurren a la misma vez.
Es igual en Hechos 19 con un grupo de los que solamente habían oído la predicación del arrepentimiento de Juan el Bautista. Creer en Cristo y el bautismo con el Espíritu ocurren a la misma vez.
Es importante recordar qué tipo de libro es Hechos, es un narrativo histórico en el que Lucas está anotando un tiempo importante de la transición espiritual histórica. Entonces, una distinción se debe hacer entre lo que es descriptivo en Hechos y lo que es prescriptivo. Como dijo un Teólogo, “No debemos cometer el grave error de enseñar las experiencias de los apóstoles, sino debemos experimentar las enseñanzas de los apóstoles.”
Ser bautizado con el Espíritu Santo significa que Cristo mete al nuevo creyente en la unificación de Su cuerpo y lo conecta con todos los demás que también creen en Cristo. El bautismo con el espíritu unifica a todos los creyentes. Sobre esto, Pablo dice, “Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”(1 Corintios 12:13).
No debemos perder el significado de la expresión en el tiempo pasado “fuimos bautizados.” No existe una estado de limbo donde una persona es salva pero no es parte del cuerpo de Cristo.
Mientras las Escrituras nunca ordenan que los Cristianos sean bautizados con, por medio o de el Espíritu Santo, sí les ordena de ser llenados con el Espíritu: “No se embriaguen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). Pero en cuanto al regalo inicial del Espíritu Santo, eso sucede en un momento, y solo uno, en el momento de la salvación: “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Efesios 4:4-5).
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