¿Por qué Jesús es el Alfa y la Omega?
Tres veces en el libro del Apocalipsis, Jesús se llama a sí mismo el Alfa y la Omega (Apocalipsis 1:8; 21:6, 22:13). En el idioma griego, el idioma original del Nuevo Testamento, alfa era la primera letra del alfabeto y omega la última. Así pues, llamarse a sí mismo el Alfa y la Omega equivaldría a que un hispanohablante dijera "Yo soy la A hasta la Z". Jesús profundiza en el significado en Apocalipsis 22:13, donde se refiere a sí mismo como "el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último" (también mencionado en Apocalipsis 21:6). Teológicamente, como el Alfa y la Omega, Jesús se refiere a sí mismo como eterno. Desde el principio hasta el final, Jesús siempre ha existido y siempre existirá. Este es un atributo único de Dios, lo que significa que Jesús se iguala a sí mismo con el Dios Padre eterno. Jesús también hizo esto en Su ministerio terrenal, cuando dijo a los líderes religiosos: "Antes que Abraham fuese, yo soy" (Juan 8:58). Ellos entendieron Su declaración como una afirmación de ser el Señor, el "YO SOY" de Éxodo 3:14.
Además, como Alfa y Omega, Jesús se conecta con las declaraciones de Dios del Antiguo Testamento. Isaías 44:6 dice: "Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios". Isaías 48:12 añade: "Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero".
En el Antiguo Testamento también se destaca el uso de primero y último como marcando el principio y el final de algo. Por ejemplo, 1 Crónicas 29:29 dice: "Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente". El contexto indica claramente que "desde el primero hasta el último" se refiere a "desde el principio hasta el final", una característica utilizada siete veces en 1 y 2 Crónicas.
Quizás la primera vez que se utiliza esta frase es la que mejor la resume. En Apocalipsis 1:8 dice: "'Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso". Jesús es el eterno y el Todopoderoso que un día regresará para cumplir todas las profecías restantes de las Escrituras.
Jesús es el Alfa y la Omega en Su naturaleza eterna, en Su función en la creación, que sostiene el universo, y en Su cumplimiento como el Mesías. Aquellos que leen las palabras de Jesús refiriéndose a sí mismo como el Alfa y la Omega en el Apocalipsis encuentran a Uno que se refiere a sí mismo como el Señor que un día hará nuevas todas las cosas (Apocalipsis 22).
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