¿Qué puede ayudar cuando no siento amor por Dios?
Ninguna persona experimenta amor por Dios sino hasta que nace de nuevo. Estamos espiritualmente muertos hasta que recibimos la salvación en Jesucristo (Efesios 2:1-10). Primera de Juan 4:10 dice: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados". Sólo amamos a Dios porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19). Después de nacer de nuevo, nada puede apartarnos del amor de Dios (Romanos 8:38-39). Aun así, es posible que no siempre "sintamos" amor por Dios. Sabemos que las emociones fluctúan con el tiempo, incluyendo nuestros sentimientos hacia Dios. Es importante recordar que incluso cuando no lo sentimos, Dios nos sigue amando. Y, aunque no lo sintamos, podemos decidir confiar en Dios, actuar y tener fe en él. Nuestra relación con Dios no se basa en los sentimientos y las circunstancias, sino en Su verdad y en la fe.
Dios te perdona y es compasivo contigo (2 Corintios 1:3). Recuerda que Él no te responde a ti ni a tus sentimientos, sino que tú respondes a Su amor y a la verdad de Su obra de enviar a Su Hijo Jesucristo por ti (Juan 3:16). Esta es una reacción, una respuesta a Su gran amor. Puesto que Él nunca cambia (Hebreos 13:8), podemos tratar de ser coherentes en nuestra reacción a Su amor.
Cuando no sientas amor por Dios, no dejes de amar a Dios. Sumérgete en Su Palabra, la Biblia, para recibir consuelo. Verás lo mucho que Él ha hecho para alcanzarte y establecer una relación contigo. Los Salmos y 1 Juan son especialmente pertinentes.
Sigue orando. Cuéntale a Dios tus problemas, alábale por las verdades que lees en su Palabra y pídele ayuda.
Es importante seguir asistiendo a la iglesia. Los creyentes se reúnen en comunidad para animarse y edificarse mutuamente (Hebreos 10:24-25). Estar con otros que también creen en Dios y buscan vivir para Él puede ayudar a renovar nuestro amor por Dios.
Participar de la comunión también es importante. Es un acto para recordar la bondad de Jesús para con nosotros (1 Corintios 11:23-26). Esta ceremonia es una forma de renovar nuestros sentimientos de amor por Dios.
Recordar la fidelidad de Dios en el pasado es una forma de renovar tu amor por Él. Si llevas un diario, o simplemente recuerdas estos momentos, puedes mirar hacia atrás y recordar las veces que Dios ha sido bueno contigo, ha mostrado misericordia y compasión, te ha rescatado de una dificultad, y cosas similares. Además, puedes empezar a prestar atención a las formas en las que actualmente ves a Dios actuar y anotarlas en un diario. Esto te ayudará a centrarte en el amor de Dios por ti y a renovar tu amor por Él (Filipenses 4:8).
También puedes considerar la posibilidad de encontrar un mentor cristiano, alguien que sea maduro en la fe y que tenga un verdadero gozo en el Señor. Pídele a esta persona que te aconseje y te acompañe.
Las experiencias que tenemos con Dios cuando estamos en lo más alto de la montaña son grandes y maravillosas, y nos sirven como puntos de referencia para recordar Su grandeza. No obstante, todos sabemos que hay valles cerca de cada montaña, y llanuras que nos llevan a ella. Nuestro camino con Dios no está en las nubes, sino aquí en la tierra, una tierra que ha sido contaminada por el pecado. Es normal que a veces nos sintamos desanimados, e incluso que a veces no amemos a Dios. Sin embargo, cuando nos sentimos así, podemos recordarnos a nosotros mismos Su verdad, a través de la lectura de la Biblia, a través de la oración, a través de la comunión con otros creyentes. El amor no es algo constante, sino una elección diaria. El amor de Dios es firme y es algo en lo que siempre podemos confiar.
Cuando no sientas amor por Dios, ten presente que Dios escucha tu corazón y tus oraciones. Pídele ayuda. David escribió: "En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos" (Salmo 18:6). Hebreos 4:14-16 y Hebreos 10:19-23 nos dicen que podemos acercarnos a Dios con plena fe porque Jesús nos ha abierto un camino.
Pablo termina su carta a los Efesios con una hermosa oración que compartimos contigo aquí (Efesios 3:14-21): "...doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén".
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