Isaías 53:3 se refiere al Mesías, Jesús, como un varón de "dolores". Isaías 53:3 cae dentro de un pasaje mucho más amplio, el cuarto de los Cantos del Siervo, que con frecuencia se llama el "Canto del Siervo Sufriente". En él se citan repetidamente los muchos sufrimientos que tuvo que soportar el Mesías. Este canto se encuentra en Isaías 52:13-53:12 [énfasis añadido]:
"He aquí que mi siervo será prosperado,
será engrandecido y exaltado,
y será puesto muy en alto.
Como
se asombraron de ti muchos,
de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer,
y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,
así asombrará él a muchas naciones;
los reyes cerrarán ante él la boca,
porque verán lo que nunca les fue contado,
y entenderán lo que jamás habían oído.
"¿Quién ha creído a nuestro anuncio?
¿y sobre quién se ha manifestado el brazo del SEÑOR?
Subirá cual renuevo delante de él,
y como
raíz de tierra seca;
no hay
parecer en él, ni hermosura; le veremos,
mas sin atractivo para que le deseemos.
Despreciado y desechado entre los hombres,
varón de dolores, experimentado en quebranto;
y como que escondimos de él el rostro,
fue menospreciado, y no lo estimamos.
"Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades,
y sufrió nuestros
dolores
;
y nosotros le tuvimos por
azotado
,
por herido de Dios y abatido.
Mas él
herido
fue por nuestras rebeliones,
molido
por nuestros pecados;
el
castigo
de nuestra paz fue sobre él,
y por
su llaga
fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
cada cual se apartó por su camino;
mas el SEÑOR cargó en él
el pecado de todos nosotros.
"
Angustiado
él, y
afligido
,
no abrió su boca;
como
cordero fue llevado al matadero
;
y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció,
y no abrió su boca.
Por
cárcel
y por juicio fue quitado;
y su generación, ¿quién la contará?
Porque
fue cortado de la tierra de los vivientes
,
y por la rebelión de mi pueblo fue
herido
.
Y
se dispuso
con los impíos
su sepultura
,
mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad,
ni hubo engaño en su boca.
"Con todo eso, el Señor quiso
quebrantarlo
,
sujetándole a padecimiento
.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,
verá linaje, vivirá por largos días,
y la voluntad del Señor será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la
aflicción de su alma
, y quedará satisfecho;
por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos,
y llevará las
iniquidades de ellos
.
Por tanto, yo le daré parte con los grandes,
y con los fuertes repartirá despojos;
por cuanto
derramó su vida hasta la muerte
,
y fue
contado con los pecadores
,
habiendo él
llevado el pecado de muchos
,
y orado por los transgresores".
Tal y como se evidencia en este extenso pasaje, la razón por la que se hace referencia a Jesús como "varón de dolores" es por todas las penas que experimentó durante Su tiempo en la tierra. Él hizo el sacrificio inicial para dejar el cielo y venir a la tierra como un ser humano. Durante Su vida, Jesús soportó todas las penas y luchas que son propias de la vida humana. Imagínate cuán profundas habrían sido las penas de un mundo manchado por el pecado para alguien que es perfecto en Su naturaleza. Conociendo la magnitud del amor y el cuidado de Dios por la humanidad, imagina hasta qué punto el pecado y sus efectos hieren Su corazón. Jesús habría experimentado este dolor tanto en Su divinidad como en Su humanidad. De hecho, era un varón de dolores. Sin embargo, Su peor sufrimiento fue cuando fue crucificado y pagó el precio por los pecados de toda la humanidad, soportando el peso de la ira de Dios y experimentando todo el dolor de la forma en que el pecado daña nuestra relación con Dios.
Con todo, a pesar de todas las penas que soportó, Jesús pudo persistir en la esperanza del gozo. Hebreos 12:2 describe a Jesús como "el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (Hebreos 12:2). Jesús tenía la esperanza de allanar el camino para que las personas fueran redimidas e incorporadas a la familia de Dios (Juan 3:16-18).
Como Jesús, debemos considerar como gozo las penas que sufrimos, ya que tenemos la esperanza de la redención final por medio de Jesucristo: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Santiago 1:2-4). Al final, todos sufriremos penas en este mundo, y Jesús es nuestro ejemplo de cómo tener esperanza y perseverar en medio de ellas. Sabemos que, al final, para los que han puesto su fe en Jesucristo, ya no habrá tristeza: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron" (Apocalipsis 21:4).