¿Es más importante la muerte de Jesucristo o Su resurrección?

En resumen:

La muerte y la resurrección de Jesucristo son igualmente importantes. La muerte y la resurrección de Jesús cumplieron Su papel de Mesías que vino a salvarnos de nuestros pecados y a traernos la vida.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

La muerte de Jesús por los pecados del mundo y Su resurrección de entre los muertos son igualmente importantes. De hecho, son mutuamente dependientes. Sería imposible que Jesús hiciera un acto sin el otro y aun así ser llamado legítimamente el Cristo. Algunas personas piensan erróneamente que Cristo es el apellido de Jesús, pero en realidad es un título. Es un título lleno de significado profético y escatológico. Cristo significa “Mesías” o “el Ungido”, y ninguno de los dos términos podría aplicarse a Jesús si SOLO hubiera muerto o SOLO hubiera resucitado. Para ser Cristo, debe haber hecho ambas cosas.

DEL ANTIGUO TESTAMENTO

DEL NUEVO TESTAMENTO

IMPLICACIONES PARA HOY

Es lógicamente imposible resucitar sin haber muerto antes. Obviamente, nadie puede resucitar de entre los muertos sin haber muerto antes. Sin embargo, si Jesús muriera, pero no por nuestro pecado, y luego resucitara de entre los muertos, no nos beneficiaríamos en absoluto de Su resurrección. Tal resurrección revelaría Su poder sobre la muerte, pero no satisfaría la justa ira de Dios hacia nosotros. Puesto que Jesús no habría sufrido en nuestro lugar y, por tanto, no habría pagado la pena que merecen nuestros pecados, tendríamos que sufrir y pagar la pena nosotros mismos (Romanos 6:23). Esto significa que seguiríamos condenados. Así que, de cualquier manera que se mire, ya sea que se elimine la muerte expiatoria sustitutiva de Jesús a nuestro favor o se elimine Su resurrección de entre los muertos, permaneceríamos en el mismo estado trágico. Es decir, permaneceríamos “en nuestros pecados”, lo que significa que permaneceríamos bajo la justa condenación de Dios, esperando Su justo castigo. Afortunadamente, asombrosamente y por Su gracia, este no es el caso. A medida que continuamos leyendo 1 Corintios 15, Pablo revela la verdad de Dios con respecto a quién es Jesús (es decir, el Cristo). Jesús es el Salvador de todos los que creen en Él, que confían en Su muerte sacrificial para el perdón de los pecados y en Su gloriosa resurrección de entre los muertos para la vida eterna (1 Timoteo 4:10; Efesios 1:7; Juan 11:25).

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REFLEXIONA

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