La Biblia está escrita en muchos géneros diferentes, y cada uno de ellos está perfectamente diseñado para transmitir el tipo de contenido que contiene.
La Biblia fue escrita a lo largo de un periodo aproximado de 1,500 años por unos cuarenta autores diferentes. Cada uno de ellos escribió su mensaje a la audiencia a la que iba dirigido utilizando su propio estilo (Hebreos 1:1). Cada autor también utilizó géneros específicos de escritura para transmitir sus palabras, como la narrativa, los mandamientos y las leyes, la sabiduría y la poesía. Cada género ofrece una perspectiva diferente para presentar la verdad de Dios.
La Biblia es una obra literaria compleja. Contiene sesenta y seis libros diferentes escritos por unos cuarenta autores diferentes inspirados por Dios a lo largo de unos 1,500 años. Cada libro fue escrito en un estilo o género particular, para un público particular y con un propósito particular. Comprender qué tipo, o género, de pasaje estamos leyendo puede ayudarnos a interpretar mejor la Biblia. Del mismo modo que leemos y entendemos una caricatura política satírica de forma diferente a un documento gubernamental, y una novela de ciencia ficción de forma diferente a un estudio científico, conocer el género de un pasaje de las Escrituras nos ayuda a entender cómo leer e interpretar mejor el pasaje. La Biblia contiene algunos géneros principales. Entre ellos están la narración histórica, la ley, la poesía, la literatura sapiencial, la profecía, los evangelios y las epístolas (o cartas). Algunos libros de la Biblia encajan perfectamente en un género; por ejemplo, el Génesis es una narración histórica. Pero otros libros pueden abarcar varios géneros; por ejemplo, el Éxodo tiene partes que son narración histórica y partes que son ley. Incluso dentro de estos géneros principales, las Escrituras utilizan otros recursos literarios, como la parábola, el monólogo, el diálogo, el simbolismo, la hipérbole y otros. Comprender estos estilos literarios es primordial para entender correctamente el texto. Por lo general, la poesía, la literatura sapiencial y la profecía se entienden de forma más figurada. Por el contrario, la narrativa histórica y los evangelios pueden entenderse más literalmente. La ley y las epístolas habrían sido tomadas literalmente por su público en su época, pero se requiere un contexto histórico y una conciencia cultural para aplicarlas adecuadamente en el mundo de hoy. Una comprensión sólida de las Escrituras requiere reconocer en qué género literario encaja un pasaje, estar familiarizado con el contexto histórico y cultural de su público destinatario y tener un conocimiento general de cómo encaja ese pasaje en el conjunto de la Biblia. Aunque estos requisitos puedan parecer intimidantes, Dios nos ayuda a comprender correctamente Su Palabra. Cuando Pablo escribió un mensaje desconcertante a Timoteo, le aseguró: "Considera lo que digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo." (2 Timoteo 2:7). Jesús dijo a Sus discípulos que el Espíritu Santo "les enseñará todas las cosas," (Juan 14:26). El Dios que nos ha dado Su Palabra también ha prometido ayudarnos a comprenderla. Parte de la comprensión de la Biblia consiste en saber en qué género encaja un pasaje en particular, pero en última instancia Dios permite que la Escritura haga una obra en el corazón (2 Pedro 1:20-21; Hebreos 4:12).