Aunque hay algunos patrones en las Escrituras, no hay códigos bíblicos secretos. La bendición llega a quienes leen y aplican la Palabra de Dios, no a quienes persiguen códigos bíblicos.
Los autores bíblicos no incrustaron mensajes secretos ni códigos numéricos en sus escritos. Aunque hay patrones en las Escrituras, como las estructuras quiásticas o los patrones numéricos en las genealogías, no hay base para descubrir significados ocultos o predecir ciertos acontecimientos seleccionando letras a intervalos fijos, como cada 50 letras. Incluso en los pasajes que utilizan patrones intencionadamente, los mensajes de estos son claros y generalmente aceptados por eruditos fiables. Además, mientras que la gente utiliza “códigos bíblicos” para demostrar un conocimiento superior de Dios, los mensajes bíblicos siempre están diseñados para dirigirnos a Él.
Muchos han afirmado descubrir patrones especiales en el texto bíblico, denominados códigos bíblicos. La idea de que hay un significado oculto en las Escrituras se remonta a los rabinos judíos medievales y se mencionó en los escritos de Isaac Newton. Sin embargo, los estudios modernos sobre códigos bíblicos se popularizaron en la década de 1990, cuando se utilizó el análisis estadístico por ordenador para elaborar investigaciones y libros sobre el tema. Esta teoría, llamada secuencias de letras equidistantes, busca encontrar patrones que ayuden a comprender mejor el texto, descubrir significados ocultos o incluso predecir acontecimientos futuros. La Biblia enseña que Dios quiere que comprendamos Su Palabra. Segunda de Timoteo 3:16-17 comunica: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra”. No hay mensaje secreto, sino revelación divina de Dios a la humanidad. Además, la Biblia no anima ni una sola vez a sus lectores a buscar códigos bíblicos. Dado que se compone de varios libros escritos durante un largo periodo de tiempo, cada libro incluye su propio énfasis humano y su audiencia original, además de la inspiración divina. Por último, cabe preguntarse qué posible valor tendrían tales códigos. Los que afirman encontrar tales códigos parecen hacerlo por notoriedad o para apoyar afirmaciones extravagantes. Esto no beneficia a los estudiantes de las Escrituras. Los creyentes están llamados a: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Los creyentes están llamados a estudiar y conocer la Palabra y a manejarla correctamente, no a buscar mensajes ocultos.