Una casa dividida no permanecerá en pie: ¿Qué significa esto?
En resumen:
Cuando Jesús dijo: “Una casa dividida no puede permanecer en pie”, estaba exponiendo la obstinada incredulidad de la gente. Esta frase nos desafía a examinar dónde podríamos estar resistiéndonos a la verdad de Dios.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
La declaración de Jesús de que “una casa dividida no puede permanecer en pie” expone el poder destructivo de la obstinada incredulidad. A lo largo de la historia de Israel, la desunión provocó luchas y divisiones, desde la familia de Jacob hasta los reinos divididos de Israel y Judá. En el Nuevo Testamento, los escribas acusaron a Jesús de estar poseído por Satanás, pero Jesús se enfrenta a sus ilógicas acusaciones contra Él, ilustrando que Satanás nunca obraría contra su propio reino. Este pasaje nos obliga a reflexionar sobre nuestras propias vidas, tratando de exponer dónde nos aferramos a creencias erróneas que pueden conducir a la fragmentación espiritual. Reconociendo las áreas de resistencia en nuestros corazones, rindiéndonos humildemente a Su verdad y caminando en unidad con el Espíritu de Dios, podemos asegurarnos de no ser una casa dividida.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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A lo largo de su historia en la Tierra Prometida, los hijos de Israel lucharon contra el conflicto entre las tribus. La desunión se remontaba al patriarca Jacob, que presidía una casa dividida. Los hijos de Lea y los hijos de Raquel tuvieron sus disputas incluso en vida de Jacob (Génesis 37:1-11).
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Tras el reinado de Salomón, las disputas condujeron a la división de la nación en los reinos del norte y del sur, y ambos fueron llevados al cautiverio (1 Reyes 12; 2 Reyes 17; 25).
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El reino del norte se llama “Israel” (o a veces “Efraín”) en las Escrituras, y el reino del sur se llama “Judá”.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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El famoso proverbio “una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie” se encuentra en cada uno de los Evangelios Sinópticos (Mateo 12:22-32; Lucas 11:14-23; Marcos 3:22-29).
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En Marcos 3, los escribas acusaron a Jesús de estar poseído por Beelzebú, es decir, Satanás. Dijeron que Él expulsaba “los demonios por el príncipe de los demonios” (Marcos 3:22). Jesús respondió: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar. Y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer” (Marcos 3:23-25). Jesús estaba diciendo, esencialmente, que es imposible que Satanás se expulse a sí mismo. Estaba señalando que el objetivo de Satanás es destruir, no sanar; Satanás no expulsaría demonios de una persona para promover a Jesús, el Hijo de Dios, como un salvador y sanador poderoso y misericordioso. No tiene ningún sentido que Satanás haga esto. Jesús expuso su razonamiento defectuoso y su incredulidad.
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Parece que Satanás estaba trabajando para oponerse a Jesús haciendo que los líderes judíos lo acusaran de estar poseído. Esto concuerda con la naturaleza engañosa de Satanás, pues él “se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
IMPLICACIONES PARA HOY
Cuando Jesús les dijo a los escribas que “una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie”, estaba desenmascarando su obstinada incredulidad. Es obvio que Satanás no expulsa demonios; los escribas y fariseos solo trataban de encontrar razones para odiar y oponerse a Jesús porque suponía una amenaza para su sistema religioso. Ellos dependían de sus propios esfuerzos para la salvación y, por esa razón, el mensaje de Jesús de dependencia de Dios era odioso para ellos. Trataban de encontrar cualquier cosa —incluso lo ridículo— que les diera la razón a ellos en contra de Jesús. Los fariseos estaban desesperados por silenciar a Jesús a cualquier precio. Se volvieron irracionales y estaban dispuestos a asesinarlo. Ellos eran los que exhibían las obras de Satanás, mientras que Jesús exhibía las obras de Dios. El incidente en el que Jesús señaló que “una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie” nos desafía a examinar dónde podríamos estar resistiéndonos a la verdad de Dios en nuestras propias vidas. Como los escribas y los fariseos, podemos caer en la trampa de aferrarnos obstinadamente a nuestros propios caminos, incluso cuando nos alejan de los propósitos de Dios. Cuando confiamos en nuestros propios esfuerzos o nos aferramos a creencias equivocadas, corremos el riesgo de quedar espiritualmente divididos e ineficaces. Para alinearnos con Cristo, necesitamos reconocer las áreas de resistencia en nuestros corazones, rendirnos humildemente a Su guía y caminar en unidad con el Espíritu de Dios. Este alineamiento trae paz y fortaleza, permitiéndonos mantenernos firmes contra las artimañas del enemigo.
COMPRENDE
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Jesús no puede ser poseído por Satanás porque Satanás no puede oponerse a sí mismo.
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La declaración de Jesús de que una casa dividida no puede permanecer es una afirmación de la realidad de que la oposición interna conduce a la caída de cualquier grupo. Más pertinentemente, Su interacción con los fariseos revela que la obstinada incredulidad conduce a la fragmentación espiritual.
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Estamos llamados a examinar nuestras vidas en busca de resistencia a la verdad de Dios.
REFLEXIONA
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¿En qué áreas de tu vida te encuentras resistiéndote a la verdad de Dios y cómo puedes empezar a abordar esto?
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¿De qué manera el reconocimiento de las áreas de resistencia en tu corazón conduce al crecimiento espiritual y a la unidad con Dios?
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¿Qué pasos puedes dar para asegurarte de que estás caminando alineado con el Espíritu de Dios en lugar de confiar en tu propio entendimiento o esfuerzos?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Qué estrategias específicas puedes emplear para protegerte de la naturaleza engañosa de las creencias que pueden alejarte de la verdad de Dios?
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¿Qué papel desempeña la rendición de cuentas para ayudarte a reconocer y superar tu resistencia a la verdad de Dios? ¿Cómo puedes crear una cultura de apertura en tu comunidad?
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¿Cómo puedes asegurarte de que no eres una casa dividida, sino una casa cimentada en Cristo?
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