¿Qué significa que Jesús aprendió la obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:8)?
En resumen:
Jesús aprendió la obediencia a través del sufrimiento, no porque fuera desobediente, sino para experimentar plenamente las luchas y tentaciones humanas. Habiendo aprendido la obediencia por medio del sufrimiento, Jesús nos extiende gracia y misericordia como nuestro mediador eterno entre Dios y la humanidad.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Jesús aprendió la obediencia a través del sufrimiento, no por haber sido desobediente, sino para experimentar plenamente lo que es la obediencia humana frente a la tentación. Como Hijo de Dios e Hijo del Hombre, se enfrentó a luchas y desafíos, soportándolos sin pecar, lo que lo convirtió en el Sumo Sacerdote perfecto. Su sufrimiento le permitió empatizar con las debilidades humanas, capacitándolo para ofrecer gracia y misericordia en tiempos de necesidad. La obediencia y el sufrimiento de Jesús cumplieron el plan de Dios, y lo facultaron para ser el mediador eterno entre Dios y la humanidad. Como creyentes, estamos llamados a reflejar la obediencia de Jesús, confiando en Dios en medio de nuestro propio sufrimiento y acercándonos a Él con confianza.
DEL ANTIGUO TESTAMENTO
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La idea de que Jesús aprendió la obediencia por lo que padeció no se menciona en el Antiguo Testamento.
DEL NUEVO TESTAMENTO
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Hebreos 5:8-10 dice: “Y aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen, siendo constituido por Dios Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec”.
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La epístola a los Hebreos analiza la interpretación de las Escrituras del Antiguo Testamento, en particular la Ley de Moisés, y explica cómo Jesús cumplió el antiguo pacto e instituyó uno nuevo (Hebreos 8:1-13; 9:15). Como parte del nuevo pacto, Jesús es el Sumo Sacerdote eterno y perfecto (Hebreos 4-10).
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Hebreos 5:8-10 se encuentra en un contexto más amplio que aborda las credenciales de Jesús para servir como el único Sumo Sacerdote en el cielo para todos los tiempos y todas las personas (Hebreos 4:14-5:10).
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Jesús no tuvo que aprender a obedecer como Hijo de Dios, pero al ser plenamente Dios y plenamente hombre, sí tuvo que aprenderla como Hijo del Hombre. Jesús no pecó, pero aun así tuvo luchas humanas y experimentó las mismas tentaciones que nosotros. “Aprender la obediencia” no significa que Jesús no supiera cómo obedecer o que fuera propenso a la rebeldía. Más bien, Jesús aprendió en el sentido de que experimentó lo que es obedecer. Jesús fue obediente a sus padres terrenales cuando era niño y siempre fue obediente a la voluntad del Padre durante toda su vida (Juan 6:38; Filipenses 2:5-11).
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El sufrimiento de Jesús durante Su vida terrenal fue necesario para que aprendiera la obediencia. El sufrimiento de Jesús lo hizo plenamente empático con el dolor y las luchas que soportamos hoy (Hebreos 4:15) y lo capacitó para ser el Sumo Sacerdote perfecto para todo el mundo, una vez y para siempre (Hebreos 7:27). A través de Su sufrimiento, se convirtió en el mediador que comprende nuestras debilidades y nos ofrece gracia en nuestros momentos de necesidad.
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La palabra griega original para “padeció” que se utiliza en este pasaje suele emplearse para referirse a situaciones difíciles como la persecución (1 Tesalonicenses 2:14; 1 Pedro 3:14) o la enfermedad (Marcos 5:26). La palabra connota una transformación positiva en quien sufre debido a las luchas que ha atravesado (2 Corintios 1:3-9; Romanos 5:3). Jesús eligió soportar el sufrimiento porque esa era la voluntad de Dios para Él mientras estuvo en la tierra. Jesús, el hombre, fue “hecho perfecto” por Su sufrimiento. En este contexto, la palabra “perfecto” significa “completo”.
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Jesús experimentó todo el espectro del sufrimiento humano y permaneció completamente obediente sin pecar, lo que consolidó Su cualificación para ser nuestro Sumo Sacerdote para siempre (Hebreos 2:9-10).
IMPLICACIONES PARA HOY
Como creyentes en Jesucristo, experimentaremos sufrimiento (Juan 16:33). Cuando esto ocurra, es importante que permanezcamos rendidos y obedientes a Dios. Gracias a la experiencia humana de Jesús, ahora tenemos un Sumo Sacerdote que comprende cada situación por la que pasamos. Hebreos 4:14-16 dice: “Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”. Jesús pasó por todas las luchas a las que nos enfrentamos; no es ajeno al sufrimiento. Él permaneció obediente a Dios, cumpliendo perfectamente la Ley del Antiguo Testamento y ofreciéndose a sí mismo como expiación inmaculada por nuestros pecados. Nosotros también estamos llamados a vivir en obediencia a Dios por nuestro amor a Él. Nuestra obediencia no solo refleja nuestra confianza en el plan de Dios, sino que también nos acerca a Su corazón, al caminar sobre los pasos del Salvador que conoce íntimamente nuestras luchas.
COMPRENDE
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Jesús aprendió la obediencia a través del sufrimiento, experimentando plenamente las luchas humanas y la tentación sin pecar.
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El aprendizaje de la obediencia de Jesús no se debió a que fuera desobediente, sino a que experimentó las luchas humanas.
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El sufrimiento de Jesús lo convirtió en el Sumo Sacerdote perfecto, que se compadece de nuestras debilidades y nos ofrece gracia y misericordia.
REFLEXIONA
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¿Cómo te ayuda a confiar en Él en los momentos difíciles el saber que Jesús comprende plenamente tus luchas y tentaciones?
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¿En qué áreas de tu vida necesitas rendirte a la voluntad de Dios, incluso cuando enfrentas sufrimiento o dificultades?
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¿Cómo puede inspirarte la obediencia y el sufrimiento de Jesús a vivir más obedientemente a Dios, especialmente en circunstancias difíciles?
PONLO EN PRÁCTICA
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¿Cómo puedes animar a otros a permanecer obedientes a Dios cuando enfrentan su propio sufrimiento, sabiendo que Jesús recorrió el mismo camino?
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¿Qué significa para ti que Jesús pueda compadecerse de tu debilidad debido a Su sufrimiento y que esto lo califique para ser nuestro Sumo Sacerdote eterno?
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¿Cómo puedes acercarte en la práctica al trono de la gracia de Dios en tiempos de necesidad, como sugiere Hebreos 4:16, especialmente cuando te sientes débil o tentado?
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