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¿Por qué es importante rendir cuentas en la vida cristiana?

Rendir cuentas entre los cristianos es importante porque hace que no exista la posibilidad de que los cristianos se sientan solos. Las Escrituras dicen que es mejor que recorramos nuestra vida con alguien que nos acompañe, y que tener a dos personas es aún más seguro. La principal obligación que tenemos es la de rendir cuentas a Cristo.

En Marcos 6:6-7 vemos a Jesús enviando a los discípulos de dos en dos. Hebreos 10:24-25 alienta a los creyentes diciendo: "... considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos...". Eclesiastés 4:9-12 dice: "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto". Aunque este pasaje de Eclesiastés se refiere al calor físico, la fuerza y la ayuda cuando alguien cae, también se puede aplicar a la necesidad de ánimo, fuerza y ayuda espirituales. Si vemos a un amigo caer en la tentación o en el pecado, los cristianos son exhortados a corregir a su hermano o hermana y ayudar a restaurarlo (Gálatas 6:1-2). Del mismo modo, incluso cuando un pecado en particular no es un problema, los cristianos pueden animarse unos a otros para seguir caminando firmes en la fe.

Rendir cuentas a los demás nos puede ayudar a mantenernos firmes en la guerra espiritual (Efesios 6:12). Cuando confesamos nuestros pecados unos a otros, podemos recordar la fidelidad de Dios para perdonar (1 Juan 1:9). En lugar de escondernos en la oscuridad y la vergüenza de nuestras propias luchas, rendir cuentas a otros creyentes nos ayuda a exponernos a la luz y a la verdad que da vida. Otros cristianos pueden orar por nosotros (Santiago 5:16) y apoyarnos en nuestro caminar con Cristo.

Los cristianos que intentan caminar con Dios completamente solos y que no quieren rendir cuentas a un hermano o hermana cristiano por lo que dicen o hacen, no están caminando como cristianos. Si bien es cierto que en última instancia rendimos cuentas a Dios, también es cierto que en Cristo formamos parte de una familia y un cuerpo (1 Corintios 12). No hay tal cosa como un cristiano solitario. Sabemos que vendrán desafíos a nuestras vidas (Juan 16:33); rendir cuentas a otros cristianos nos ayuda a seguir adelante y a continuar viviendo para Cristo. Una persona a la que rendimos cuentas puede orar con nosotros y por nosotros, enseñarnos, reprendernos, alegrarse con nosotros, llorar con nosotros y alentarnos. Podemos hacer lo mismo por los demás rindiendo cuentas entre nosotros.

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