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¿Cómo puedo apasionarme por Jesús?
Con frecuencia, las Escrituras se oponen a seguir nuestras pasiones pecaminosas, y lo condenan en 27 ocasiones. Por el contrario, debemos tener una pasión sagrada por Jesús. El mayor de los mandamientos es amar a Dios con todo nuestro ser (Mateo 22:37-38). La Palabra de Dios nos ofrece muchas ayudas para seguir apasionadamente a nuestro Señor.
En primer lugar, y lo más obvio, es que una persona no puede estar verdaderamente apasionada por Jesús si no lo conoce personalmente. La pasión sin conocimiento es una tontería; nadie se beneficia de una ignorancia apasionada. El requisito de la relación con Cristo se basa en la gracia de Dios por medio de la fe (Efesios 2:8-9). Primera de Juan 3:23 dice: "Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado".
Después de establecer una relación con Cristo, es momento de crecer. Entre más tiempo pasemos con Cristo, más apasionados vamos a estar por Él. Pasar tiempo implica una oración continua (1 Tesalonicenses 5:17). Muchas veces pensamos que la oración es hablarle a Dios, pero en realidad es hablar con Dios. Así como nuestras relaciones con otros crecen cuando pasamos tiempo comunicándonos juntos, nuestra relación con Jesús madura cuando invertimos tiempo con Él regularmente en la oración. Cuando ores, pídele a Dios que haga crecer tu amor por Jesús.
Mantener la pasión por Jesús también incluye meditar en Sus enseñanzas y obras. Cuando leemos en los Evangelios las cosas maravillosas que hizo Jesús, Sus palabras asombrosas y la forma en que se manejaba perfectamente en cada situación, por supuesto queremos conocerlo más profundamente. No podemos dejar de apasionarnos por un Hombre que "anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo" (Hechos 10:38). Nuestro tiempo en la Palabra de Dios nos ayudará a amar más y más a su Autor.
También crecerá nuestra pasión por Cristo a medida que obedezcamos Sus enseñanzas. Romanos 12:1-2 dice: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento". Los seguidores de Cristo abandonan todo lo demás (Lucas 9:23), siguen adelante a pesar de la oposición del mundo (Juan 16:33) y el Espíritu les da las fuerzas suficientes (1 Juan 4:4). La vida cristiana es una aventura de transformación, de servicio y de ver lo que Dios hará más adelante. Al saber que Cristo mismo habita en nosotros (Efesios 3:17), tenemos bastantes motivos para apasionarnos.
Compartir a Cristo con otros también hará que nuestra pasión por Él aumente. Cuando compartimos las buenas nuevas de Jesús con los demás sin ningún tipo de vergüenza (Romanos 1:16) y obedecemos el mandato de hacer discípulos a todas las naciones (Mateo 28:18-20), vemos como Dios actúa. Cristo está edificando Su iglesia (Mateo 16:18), y es apasionante formar parte de algo mucho, mucho más grande de lo que somos. Cuando vivimos como portadores del amor de Dios, no podemos dejar de crecer en nuestra pasión por Él.
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