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¿Qué es el nuevo nacimiento?
Jesús dijo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). Esto fue parte de la conversación que Jesús tuvo con Nicodemo, y nos lleva al versículo más conocido de la Biblia, Juan 3:16. Pero, ¿qué significa nacer de nuevo? ¿Qué es el nuevo nacimiento?
En su primera carta, Pedro escribe: "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos" (1 Pedro 1:3). Cuando hablamos del nuevo nacimiento, nos referimos a esto: a que renacemos espiritualmente para llevar una vida nueva regida por Jesucristo. Esta nueva vida es posible gracias al sacrificio que Jesús hizo en la cruz y que completó cuando resucitó de entre los muertos tres días después. El nuevo nacimiento es una manera de describir lo que sucede cuando una persona pone su fe en Jesús.
A fin de comprender mejor el nuevo nacimiento, necesitamos entender la condición espiritual del ser humano. Pablo, en todo el libro de Romanos, describe la diferencia entre la persona que éramos antes de renacer y la persona que somos después. Una de las descripciones más impactantes de quiénes éramos se ve en el capítulo 3, donde Pablo resalta todos los pensamientos depravados y malvados de la humanidad (Romanos 3:11-18). En su primera carta a la iglesia de Corinto, Pablo escribe, "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:9-10). En otras palabras, los que continúen viviendo de acuerdo con sus deseos pecaminosos no entrarán en el reino de los cielos. Sin embargo, él estaba escribiendo a los cristianos de Corinto; fíjate en lo que les dice a continuación: "Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" (1 Corintios 6:11).
Todos los seres humanos estábamos separados de Cristo (Efesios 2:1-5) y alejados de la vida de Dios (Efesios 4:18). Romanos 5:12 nos dice: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron". Romanos 3:10-11 explica que no hay justo ni quien busque a Dios. Romanos 3:23 afirma que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios. Romanos 6:23 nos dice que el pecado produce la muerte. No obstante, Dios, en Su amor y misericordia, envió a Jesucristo para que pagara la pena por nuestros pecados cargándolos sobre Sí mismo a fin de que pudiéramos recibir la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21). El pecado lleva a la muerte, "mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Todos los que ponen su fe en Él son una nueva creación (2 Corintios 5:17). Otra forma de decir que somos una nueva creación es que hemos nacido de nuevo o renacido. Esta nueva creación es como un nuevo nacimiento.
Aquellos que han sido salvos por la gracia de Dios mediante la fe en Jesús ya no son los mismos que eran (Efesios 2:8-10). Han sido lavados, santificados y justificados ante Dios (1 Corintios 6:11; Romanos 3:23-24). Han sido crucificados con Cristo y su hombre viejo ha muerto para que ya no sean esclavos del pecado, sino esclavos de Cristo (Romanos 6:6). Se han convertido en hijos de Dios (Juan 1:12; Romanos 8:14-17; Gálatas 4:4-7) que "no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:13). Como hijos Suyos, debemos reflejarlo en todo lo que hagamos (1 Juan 4:7-12).
Así como un bebé necesita crecer, también los que han renacido necesitan crecer en Cristo. Pedro dijo: "desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación" (1 Pedro 2:2). Aquellos que han experimentado el nuevo nacimiento en Cristo crecen hasta alcanzar la madurez en Cristo gracias a la obra del Espíritu Santo que mora en ellos (Efesios 1:3-14; Filipenses 2:12-13; Romanos 8:28-30), al tiempo que pasan en la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17), a la oración (Hebreos 10:19-25), a la comunión con otros creyentes (Efesios 4:11-16) y a la obediencia a Cristo (Juan 15:10-11).
Sin Jesucristo, nada de esto es posible. Así como un infante no crece por sí mismo, nosotros tampoco podemos forzarnos a alcanzar la madurez espiritual. Y así como los niños y los adultos participan en su propio crecimiento, de la misma manera nosotros participamos en la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones y en nuestras vidas. Jesús dijo: "separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Filipenses 2:12-13 dice: "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Para los que han puesto su esperanza y su fe en Jesucristo, Él dice: "yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). El proceso de crecimiento dura toda la vida. Nunca llegaremos a ser perfectos de este lado del cielo. No obstante, Dios completará Su buena obra en nosotros (Filipenses 1:6; 1 Corintios 15:50-58).
En pocas palabras, el nuevo nacimiento es el renacimiento espiritual de toda persona que entrega su vida y su voluntad a Jesucristo. Cuando depositamos nuestra fe, esperanza y confianza en Él, renacemos espiritualmente. "Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).
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