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¿Por qué deberíamos querer que Dios nos enseñe a contar nuestros días (Salmo 90:12)?
El Salmo 90 se enfoca en el tiempo de vida de la humanidad: que volveremos al polvo. Es un llamado a llevar las iniquidades delante de la ira de Dios y de buscar Su gracia. Este capítulo es una oración de Moisés, y en el versículo 12 le dice al Señor: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". ¿Qué quiere decir todo esto?
El concepto de saber que tus días están contados implica reconocer que éstos tienen un límite; un día llegarán a su fin. Moisés le pide a Dios que "nos enseñe a contar nuestros días" con el propósito de reconocer que no son interminables, así que debemos usarlos sabiamente y no tomarlos a la ligera. Cuando Dios nos enseñe a contar nuestros días, estaremos más dispuestos a escuchar y a buscar Su sabiduría sobre cómo vivir mejor nuestras vidas. Necesitamos la sabiduría de Dios para que nos guíe ahora y en la vida que está por venir.
Por supuesto, el primer paso es conocer a Jesucristo como Salvador. Reconocer que la vida en la tierra es finita nos ayuda a darnos cuenta de la verdad sobre Dios, Su existencia, nuestra separación de Él y la realidad de la vida después de la muerte. También comprobamos nuestra incapacidad para reconciliarnos con Dios por nosotros mismos. Ahora bien, cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo, recibimos la vida eterna y entramos en una relación personal con Dios (Juan 1:12; 3:16-18). Esto no es algo que ganemos por nuestras propias obras o por nuestra propia sabiduría, sino que es algo que se basa únicamente en la gracia de Dios y en la obra de Jesucristo (Efesios 2:8-10). Cuando somos salvos, Dios también nos da el Espíritu Santo para que viva en nosotros y nos ayude a vivir como Dios quiere que vivamos (Efesios 1:13-14).
Éxodo 33:11 dice que Moisés era un hombre con el que el Señor hablaba "cara a cara, como habla cualquiera a su compañero" (ver también, Números 12:6-8). Aun así, Moisés no aprovechó esta relación con Dios para utilizarla como excusa para vivir en el pecado. En el Salmo 90, el autor habla de la magnitud de la ira de Dios cuando se trata del pecado (versículo 11). Moisés había experimentado personalmente el alcance del castigo de Dios por el pecado (Números 20:12), y "necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Corintios 5:10). La salvación en Jesucristo es eternamente segura, pero la forma en que vivimos sigue siendo importante. La salvación es algo más que la vida después de la muerte.
Jesús cuenta una parábola de un hombre rico que tenía mucho dinero y recursos. En vez de buscar la sabiduría del Señor, reconociendo que sus días estaban contados, este hombre vivió sólo para sí mismo y continuó acumulando más riquezas terrenales y pensó que lo protegerían en el futuro. Lucas 12:16-21 cuenta la historia:
"También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios".
Le pedimos a Dios que nos enseñe a contar nuestros días para que vivamos con sabiduría, a fin de que seamos "ricos para con Dios". El apóstol Pablo nos enseña: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Efesios 5:15-17). Dios tiene en mente Su reino y la eternidad, y nosotros también deberíamos hacerlo, pero para ello necesitamos que nos enseñe a contar nuestros días.
Cuando comprendemos que nuestro tiempo en la tierra es limitado -que nuestros días están contados- empezamos a ver la importancia de vivir esos días para Dios. Nos sentimos más deseosos de compartir las buenas noticias de la salvación con los demás (Mateo 28:18-20). Estamos más dispuestos a amar a los demás con el amor que Dios les tiene (Juan 13:34-35). Aprendemos a "caminar por el Espíritu" (ver Gálatas 5:16-26) y a "sembrar para el Espíritu" y "hacer el bien a todos" (ver Gálatas 6:7-10).
La sabiduría es importante para Dios, así que debería ser importante para nosotros. Debemos buscar al Señor y Su sabiduría (Proverbios 2). Cuando nos relacionamos con Él, nos enseña a contar nuestros días y a caminar con sabiduría, buscando primero Su reino, acumulando tesoros en el cielo (Mateo 6:33; Lucas 12:33-34).
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