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¿Qué es el don espiritual de la misericordia?

Todos los cristianos están llamados a ser misericordiosos (Mateo 5:7), pero algunos tienen el don de la misericordia. Romanos 12:6-8 menciona el don de misericordia: "De manera que, teniendo diferentes dones...úsese...el que hace misericordia, con alegría". ¿Qué es el don de la misericordia?

La misericordia tiene que ver con la idea de mostrar compasión. Los que tienen el don de la misericordia probablemente son los que se sienten obligados a servir en el ministerio motivados por la compasión. Puede ser de muchas formas, desde servir a las viudas y los huérfanos hasta ayudar a las personas sin hogar o a los adictos o discapacitados. Aunque la expresión de mostrar misericordia puede variar, la Biblia se centra en que los que tienen el don de la misericordia lo expresen "con alegría".

Seguramente esto se menciona porque quienes participan en actividades relacionadas con la misericordia pueden desanimarse fácilmente. Aunque estas personas se sienten atraídas por ayudar a los que se encuentran en situaciones difíciles, también es fácil desilusionarse con el resultado de servir a los más necesitados.

Por ejemplo, cuando alguien reincide en una adicción, los que han ayudado a la persona con frecuencia sienten que de alguna manera han fracasado. Y como la misericordia también implica ayudar a los que sufren o están enfermos, el desánimo puede apoderarse de uno por el dolor o la muerte inevitables que sufrirán algunos de los que reciben la ayuda.

Ciertos pasajes bíblicos también sirven como un importante estímulo para los que tienen el don de la misericordia. El Buen Samaritano es un ejemplo clásico que muestra el llamado de los cristianos a detenerse y ser un buen prójimo para los necesitados, independientemente de las circunstancias (Lucas 10:25-37).

Servir "al más pequeño", tal como se menciona en Mateo 25:31-46, es también un pasaje importante relacionado con la misericordia. El Señor dice: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí" (vv. 35-36). Este servicio se considera como un servicio al Señor: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (v. 40).

Todo cristiano está llamado a mostrar misericordia, aunque algunos están especialmente capacitados para ello. Los que tienen el don de la misericordia están llamados a servir con "alegría", sin desanimarse cuando parezca que no se avanza, sabiendo que su trabajo es, en última instancia, un servicio a Dios.

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