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¿De qué manera es el dominio propio parte del fruto del Espíritu Santo?
Gálatas 5: 22-23 es uno de los pasajes más populares de la Biblia. Enumera el "fruto del Espíritu". Dos cosas deben ser mencionadas. “Fruto” en este contexto no significa manzanas, bananas o mangos. De hecho, a pesar de la larga lista de atributos, "fruto" no se refiere a elementos individuales. Se refiere a una consecuencia general o resultado. El resultado de la obra del Espíritu Santo en la vida de la persona es amor, gozo, y todos los demás. Lo segundo es que son resultados del Espíritu Santo, y no es producto del trabajo duro o la superación personal. Debemos cooperar con el Espíritu Santo, pero sigue siendo el Espíritu Santo quien hace la obra en nosotros.
El dominio propio como fruto del Espíritu es algo paradójico. ¿Cómo el ejercer dominio propio es el resultado de ser dominado por otro?
La Biblia enseña que, en cierto sentido, el incrédulo no tiene libre albedrío. Hay influencias fuera de su control. Los incrédulos son "esclavos del pecado" (Romanos 6: 16-20). Nuestra naturaleza pecaminosa nos "predetermina" a elegir comportamientos egoístas y dañinos, y nuestro mundo caído ayuda al proceso. Sin Cristo, no somos libres de liberar completamente nuestros pensamientos y acciones de las influencias pecaminosas y simplemente elegir lo que es correcto.
Ahí es donde entra el Espíritu Santo. Mientras obra en la vida de un creyente, el fruto o el resultado, es que el creyente puede alejarse del condicionante de la naturaleza pecaminosa y tomar una decisión verdaderamente independiente. Ese es el primer paso del dominio propio.
El yo liberado ahora entonces tiene alternativas ante las cuales elegir, y se ha dado cuenta que su rango de decisión se ha ampliado. En lugar de elegir un pecado por sobre el otro, el hombre nuevo en Cristo puede tomar decisiones basadas en el amor por Dios y basadas en la sabiduría de Dios.
Una decisión tomada en la libertad del dominio propio hará lo que pueda para asegurar la futura libertad. Cada vez que seguimos los apetitos nocivos o las mentiras de la sociedad, limitamos nuestras opciones en el futuro. Un acto pecaminoso es otro paso dado hacia un camino sin salida; cuantos más pasos tomemos, más difícil será tomar una decisión independiente en el futuro.
Nos es más beneficioso e incluso somos más libres cuando usamos nuestro dominio propio para someternos a Cristo. Su Palabra trae vida. Cristo nos permite ser para lo que fuimos diseñados, para mostrar la gloria con la cual fuimos creados. Su Espíritu produce dominio propio en nosotros, la capacidad de decir "no" a los deseos carnales y vivir con moderación y sabia restricción. Complacernos en el pecado nos esclaviza y nos destruye. El autocontrol nos libera para vivir para Cristo.
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