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¿Era Yavé en un principio un dios edomita o cananeo?
Yavé es el nombre que Dios le reveló a Moisés para que se lo dijera a los israelitas como respuesta cuando le preguntaran quién le había enviado (Éxodo 3:14-15). A Dios se le había conocido por otros nombres y títulos antes de esta revelación, por ejemplo, Adonai (Señor), El Shaddai (Dios Todopoderoso), El Roi (El Dios que me ve) y El Elyon (Dios Altísimo). Dios le explicó a Moisés: "Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre YAVÉ no me di a conocer a ellos" (Éxodo 6:3). Así pues, vemos que al Único Dios Verdadero siempre se le ha conocido con múltiples nombres. De hecho, todas las bendiciones judías tradicionales comienzan con las palabras "Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del Universo". En la misma oración, nos dirigimos al Único Dios Verdadero con tres nombres diferentes: Señor (Adonai), Dios nuestro (Eloheinu) y Rey del Universo (Melek ha Olam). Jesús enseñó a Sus discípulos a dirigirse a Dios en la oración como "Padre nuestro" (Mateo 6:9). Por tanto, Yavé es sólo un nombre por el que se conoce al Único Dios Verdadero.
La Biblia dice que Dios llamó a Abram (más tarde llamado Abraham) para que le siguiera a la tierra prometida e instituyó una relación de pacto especial con él y su hijo Isaac (Génesis 12:1-9; 15; 17; 26:1-5). Ese pacto especial pasó desde Isaac a su hijo Jacob, a quien también se conoce como Israel, y de quien los israelitas derivan su nombre (Génesis 25:23; 35:9-15). No obstante, Isaac tuvo otro hijo, Esaú, cuyos descendientes se conocieron como los edomitas. Se supone que Isaac habría educado a sus dos hijos para que conocieran y adoraran al Único Dios Verdadero. Por lo tanto, no debería sorprendernos si la arqueología revela que los descendientes de Esaú adoraban a un solo Dios que es sorprendentemente similar al Dios que adoraban los israelitas.
La Biblia también relata que durante una hambruna, Israel y sus hijos se trasladaron a Egipto para sobrevivir, dejando a Esaú y sus descendientes en la cercana tierra de Seir (Génesis 36:6-8; 47:1-12). Los israelitas permanecieron en Egipto durante 400 años antes de que Dios les revelara su nombre de Yavé justo antes de rescatarlos de la esclavitud y devolverlos a la tierra prometida (Éxodo 6:2-8; 12:40-41; Hechos 7:6). Se puede pensar, entonces, que la arqueología mostraría que los edomitas adoraban al Único Dios Verdadero, pero no con el nombre de Yavé. Y lo habrían hecho durante varios siglos antes de que el nombre Yavé apareciera en la evidencia arqueológica. Así que no sólo es posible, sino realmente probable que al adorar a Qos, los edomitas estuvieran adorando a Yavé, sólo que con una comprensión incompleta de quién es Yavé y de lo que Él requiere.
Los secularistas ven esta evidencia arqueológica y deducen que los israelitas, cuando entraron en contacto con los edomitas, adoptaron a su dios y lo rebautizaron como Yavé. Sin embargo, cualquiera que lea la Biblia ve cómo estos hallazgos arqueológicos, en vez de refutar el relato bíblico, en realidad lo afirman. En lugar de ser una religión creada por el hombre, es una prueba de la existencia del Único Dios Verdadero, tal como se revela en las escrituras.
Las escrituras relatan que el Único Dios Verdadero se reveló a más personas además de las familias escogidas para la promesa especial del pacto. En Canaán, Abraham encontró a Melquisedec, rey de Salem, quien era un "sacerdote del Dios Altísimo" (Génesis 14:18; Hebreos 7:1). Melquisedec no estaba emparentado con Abraham ni eran del mismo lugar geográfico y, sin embargo, Melquisedec ya conocía y adoraba al mismo Dios. Dios también se reveló a Agar, la esclava egipcia de Abraham (Génesis 16:7-13). Cuando Moisés huyó a Madián, se casó con la hija de un sacerdote, Jetro, quien aparentemente conocía y adoraba al Único Dios Verdadero (Éxodo 3:1; 18:10-12). Obviamente, también hubo adoradores del Único Dios Verdadero mucho antes de Abraham. Génesis 4:26 menciona a personas que invocaban el nombre del Señor después de que naciera Enós, el hijo de Set. Enoc (Génesis 5:22-24) y Noé (Génesis 6:9), ambos antepasados de Abraham, adoraron a Dios. También lo hizo Job, que no figura en la lista de ascendencia familiar israelita. El Dios que creó el universo y a todos los que lo componen se puede revelar a cualquiera que lo desee.
Esta revelación a los pueblos no israelitas no se detuvo en los tiempos del Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, Dios llevó a Felipe a un eunuco etíope para que le ayudara a entender las escrituras y así conocer con mayor profundidad a Dios (Hechos 8:27). Envió a Pedro a un centurión de la compañía italiana que vivía en Cesarea para compartir la verdad sobre Jesús (Hechos 10). Ambos hombres no israelitas ya seguían a Dios y simplemente necesitaban conocer el resto de la historia del evangelio.
El apóstol Pablo afirmó que todo ser humano puede conocer al Único Dios Verdadero simplemente a través de Su obra de creación. "Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Romanos 1:19-20). Parece, pues, que cuando un grupo de personas o una cultura adora a un dios creador único similar a Yavé, en lugar de descartarlo como una "falsa" religión hecha por el hombre, debería inspirar la fe de que existe un Dios verdadero que desea ser conocido por Su pueblo.
Aunque Él se revela a través de la creación, los sueños y otros métodos, la escritura sigue siendo la fuente principal para que podamos comprender con exactitud quién es Dios. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16). Su máxima revelación a la humanidad es la encarnación de Jesucristo (Hebreos 1:1-3). Jesús dijo: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?" (Juan 14:9). Así pues, aunque los no israelitas han conocido y adorado al Único Dios Verdadero utilizando nombres y títulos distintos al de Yavé, es a través de la biblia y de la persona de Jesús como obtenemos la comprensión más completa y precisa de quién es Dios.
Antes de Su ascensión, Jesús les dijo a Sus discípulos: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). A nosotros también se nos ha encomendado la tarea de llevar la verdad de Dios y las buenas nuevas de salvación en Jesús al resto del mundo. Sabemos que en la familia de Dios se incluirán personas de "todas naciones y tribus y pueblos y lenguas" (Apocalipsis 7:9; cf. Gálatas 3:28-29). "Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!". (Romanos 10:12-15). Los que conocemos las buenas nuevas podemos y debemos predicarlas a los demás. Todos están invitados a conocer al Único Dios Verdadero y a tener la salvación por medio de Jesucristo, quien es " el camino, y la verdad, y la vida " (Juan 14:6); "Y en ningún otro hay salvación" (Hechos 4:12). Que la evidencia de la realidad del Único Dios Verdadero nos anime y que estemos deseosos de compartir la verdad sobre Él con todas las personas para que ellas también puedan conocerlo y tener la verdadera vida en Él (Juan 3:16-18; 10:10).
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