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¿Es Dios omnibenevolente? ¿Qué significa ser omnibenevolente?

Omnibenevolente (derivado del latín) significa completamente bueno. Cuando se utiliza para describir a Dios, significa que Dios es totalmente bueno o perfectamente bueno. La bondad es un atributo de Dios, y no sólo una acción. Él hace el bien porque es bueno (Salmo 100:5). Él, y sólo Él, es bueno en Su ser. Él es la fuente o el manantial de donde fluye toda la bondad (Santiago 1:17). Se puede decir que la humanidad realiza buenas acciones (al menos externamente y nunca de forma perfecta), pero sólo Dios mismo es verdaderamente bueno en Su esencia (Marcos 10:18).

Dios es perfectamente bueno en cuanto a que todos Sus atributos son perfectos y concuerdan entre sí (Mateo 5:48). Él no es amoroso de vez en cuando ni justo en ocasiones. Él es infinita, eterna y perfectamente amoroso y justo. Incluso si uno de los atributos de Dios fuera menos que perfecto, entonces podríamos imaginar un ser más grande y, por lo tanto, Dios ya no sería Dios. Desde el punto de vista filosófico, Dios debe ser un ser que no puede compararse con otro mayor. Desde el punto de vista bíblico, Dios es aún más grande de lo que podemos comprender (Romanos 11:33-36).

La omnibenevolencia de Dios plantea preguntas difíciles en torno al origen del mal, o lo que los teólogos llaman el "misterio de la iniquidad". Si Dios es totalmente bueno, omnisciente y omnipotente, ¿cómo entró el mal en el mundo? Algunos sostienen que el mal no es algo sino una ausencia de bondad. Otros sostienen que para que Dios creara seres con libre albedrío, era necesaria la posibilidad de desobediencia (el mal). Independientemente de cómo o por qué Dios haya permitido la existencia del mal, hay dos cosas que sabemos con toda seguridad. En primer lugar, Dios acabará derrotando todo el mal (Apocalipsis 20:11-15). En segundo lugar, la existencia del mal permite la plena demostración de la perfecta misericordia y justicia de Dios (Romanos 9:22-23). La primera, al perdonar el pecado, y la segunda, al castigarlo. La bondad de Dios se engrandece con el triunfo sobre el mal (Juan 16:33; 1 Corintios 15:55-57; Romanos 8:37; Apocalipsis 3:21).

La bondad de Dios se puede ver no sólo en el dar sino también en el perdonar. La omnibenevolencia de Dios es universal, ya que todos los seres vivos se benefician de Su generosidad y bondad (Salmo 145:9, 15, 16). Dios, en Su bondad, hace brillar el sol y hace llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45). La omnibenevolencia de Dios se demuestra en que dio a Su Hijo único para que muriera por pecadores como nosotros (Romanos 5:8). Jesucristo vivió una vida de perfecta obediencia al Padre y entregó Su vida como sacrificio para que los que creemos en Él podamos ser perdonados de nuestros pecados, ser reconciliados con Dios y vivir eternamente (Juan 3:16; 4:34; 6:47; 1 Juan 3:16; Romanos 5:10). Además, Dios ha prometido hacer que todas las cosas (las pruebas, las tentaciones, el sufrimiento, el pecado, el mal) obren para bien de los que le aman y que han sido llamados por Él (Romanos 8:28). La elección, el llamado, la regeneración, la justificación, la santificación y la glorificación del creyente son el resultado de la bondad de Dios (Romanos 8:29-30). En última instancia, el mayor aspecto de la bondad de Dios es que Dios se ha dado a sí mismo. Por medio de la fe en Jesucristo, las personas que antes estaban alejadas de Dios ahora pueden llamarlo Padre (Colosenses 1:21-23; Romanos 8:15; Gálatas 4:6-7). Él mismo es nuestra buena porción y nuestra gran recompensa (Salmo 16:5; Lucas 10:42).

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