¿Qué significa la presencia de Dios?

Dios es omnipresente, es decir, está presente en todo momento y en todo lugar. ¿Qué significa, entonces, estar en la presencia de Dios?

Al principio de la historia de la humanidad, Dios disfrutaba de una presencia cercana con Adán y Eva en el Jardín del Edén (Génesis 3:8). Después de su pecado, quedaron separados de esta presencia. En todo el período del Antiguo Testamento, encontramos varias formas en las que Dios reveló Su presencia de manera especial. Por ejemplo, hablando, como hizo con Noé; en forma física, como describe Génesis 17-18; y en forma visible, como hizo con los israelitas en los cuarenta años en el desierto.

El Salmo 114:7 recuerda el viaje de Israel por el desierto y describe la presencia de Dios como algo que podría hacer temblar de miedo a alguien: "A la presencia del Señor tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob".

Jeremías 3:17 habla de un tiempo en el que la presencia de Dios habitará de manera especial en Jerusalén, diciendo: "En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre del Señor en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón". Lamentaciones 2:19 invita al arrepentimiento en presencia del Señor: "Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor".

En Jonás, vemos que la presencia de Dios se describe como el tiempo de escuchar al Señor. Después de que Jonás escuchó la voz de Dios, leemos: "y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor" (Jonás 1:3).

En el Nuevo Testamento, el ángel Gabriel dijo que vivía en la presencia de Dios: "Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas" (Lucas 1:19). En 1 Corintios 1:28-29, Pablo habla de la presencia de Dios como un momento en el que las personas hablan con Dios: "y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia".

Segunda de Tesalonicenses 1:9 habla de la presencia del Señor de otra manera: "los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder". Esta presencia del Señor es similar a la mencionada por Gabriel, hablando de estar ante el Señor en el cielo. Esto también es similar a lo que Pablo le dice a Timoteo en 1 Timoteo 5:21: "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad".

Aunque la presencia de Dios está en todas partes, la Biblia también se refiere a la presencia de Dios en el cielo, a Su presencia especial en ciertos lugares (como en Jerusalén), y a otras ocasiones en las que se reveló en un momento o lugar concreto de forma única. Hoy en día, el Espíritu de Dios vive dentro de los que creen en Él (Juan 14:23). No necesitamos ir a algún lugar especial para buscar Su presencia, sino que estamos llamados a adorarle y vivir guiados por Su Espíritu que vive en nosotros. Puede que a veces sintamos la presencia de Dios de una forma emocional especial, sin embargo, Dios está presente en todo momento y en todo lugar y en cada creyente.



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