¿Por qué fue importante que Jesús estuviera muerto durante tres días?
Jesús fue crucificado, murió, fue sepultado y resucitó tres días después. A causa de las restricciones del sábado, el cuerpo de Jesús no pudo ser preparado completamente para Su sepultura hasta el domingo siguiente a la crucifixión. Ese día, algunas de las mujeres que habían estado cerca de Él fueron a su tumba. "Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día" (Lucas 24:2-7). La muerte de Jesús durante tres días es el cumplimiento de una profecía. Antes de morir, Jesús dijo que sería crucificado y que resucitaría tres días después (Mateo 16:21; 27:63). Él mismo se comparó con Jonás cuando pasó tres días en el vientre de un gran pez (Mateo 12:40). En Juan 2:19 habló de Su muerte y posterior resurrección, haciendo referencia a Su cuerpo como el templo. Oseas, en el Antiguo Testamento, también profetizó que el Mesías resucitaría de entre los muertos en tres días (Oseas 6:1-3).
El hecho de que Jesús estuviera muerto durante tres días es una prueba de Su muerte física real. En la cultura judía se creía que el alma de una persona permanecería con el cuerpo durante tres días después de la muerte y luego se iría. Los mayores oponentes de Jesús en el momento de Su muerte no eran los romanos, sino los líderes judíos. Su resurrección tenía que ser un milagro que ellos no pudieran negar. De hecho, Jesús siguió esta lógica mientras estaba vivo cuando resucitó a Lázaro de entre los muertos. Esperó cuatro días antes de ir a verlo para que nadie pudiera refutar el milagro (Juan 11:38-44).
El que Jesús resucitara al tercer día también es una demostración de la nueva vida que se encuentra en Cristo. Jesús fue crucificado durante la fiesta judía de la Pascua. Durante esta semana celebran cómo Dios los liberó de la esclavitud en Egipto. El faraón no permitió que los israelitas salieran de Egipto, por lo que Dios envió plagas sobre la nación. La última plaga fue la muerte del primogénito de cada familia. Moisés advirtió a los israelitas que sacrificaran un cordero y esparcieran la sangre sobre los dinteles de sus puertas para que el Señor pasara sobre sus hogares. Jesús murió un viernes, el mismo día en que se sacrifica el cordero pascual, y resucitó un domingo, el primer día de la semana. En la muerte Él fue un sacrificio por los pecados de la humanidad y en la resurrección se convirtió en nueva vida para aquellos que ponen su fe en Él (2 Corintios 5:17-21).
Algunos también apuntan al significado que ciertos números parecen tener en la Biblia; por ejemplo, el siete se asocia con la culminación o la perfección, o el cuarenta con un periodo de prueba. Muchos biblistas asocian el número tres, a veces llamado "el número de Dios", con la perfección o plenitud divina.
La Biblia no nos dice explícitamente el significado de que Jesús estuviera muerto durante tres días. Sabemos sin lugar a dudas que murió y que resucitó. Al hacerlo, cumplió perfectamente la profecía y demostró que es Dios hecho hombre, vencedor del pecado y de la muerte, y nuestro único Salvador (Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Corintios 15:3-8).
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