¿Tiene algún poder el pensamiento positivo?
El pensamiento positivo es un concepto popular de autoayuda que puede referirse a tener una perspectiva optimista o a intentar “pensar” ciertas cosas a la existencia. Con respecto a lo segundo, el pensamiento es que si crees en algo lo suficiente, sucederá. Esta teoría no tiene ningún mérito bíblico. El hombre no es capaz de generar resultados a través del pensamiento. Ciertamente, Dios realiza milagros en respuesta a la oración de un creyente (Juan 14: 12-14). Además, las expectativas de una persona sobre una situación influyen en su desempeño y evaluación de la situación. Sin embargo, nuestros pensamientos no controlan nuestro mundo sino que Dios lo hace. La primera definición, tener una perspectiva optimista, tiene más validez bíblica. A lo largo de la Biblia se nos dan instrucciones respecto a nuestro pensamiento. Se nos dice que meditemos en la Palabra de Dios (Salmo 1: 2; Salmo 119: 148; Josué 1: 8), que pensemos en las cosas que agradan a Dios (Filipenses 4: 8), que demos gracias en toda circunstancia (1 Tesalonicenses 5:18), para llevar cautivos nuestros pensamientos (2 Corintios 10: 5), y ser transformados por la renovación de nuestra mente (Romanos 12: 2). Se nos recuerdan las promesas de Dios y su fidelidad cuando meditamos en las Escrituras. Cuando pensamos en lo que agrada a Dios, es más probable que experimentemos la plenitud de vida que Él nos da (Juan 10:10; Juan 15: 1-11). Dar gracias en todas las circunstancias resulta en proclamar la verdad de la bondad de Dios y recordarnos su provisión para nosotros (Mateo 6:33). Cuando llevamos cautivos nuestros pensamientos, no creeremos las mentiras del enemigo (Juan 8:44; 1 Juan 4: 1). Cuando permitimos que Dios bañe nuestras mentes en la verdad, experimentamos la transformación.
En la medida en que el pensamiento positivo signifique residir en el carácter de Dios y la obra redentora que Él realiza en nuestras vidas, tiene poder. Cuando pensamos en nosotros mismos en términos de nuestra nueva identidad en Cristo (2 Corintios 5:17, 21), es más probable que vivamos como nuevas creaciones. Cuando estamos agradecidos con Dios en todas las circunstancias (Efesios 5:20), tenemos una mejor perspectiva y podemos superar más fácilmente el dolor y la desilusión. Cuando pensamos positivamente en términos de pensar con la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), hay poder. El poder no es de nosotros ni de nuestros pensamientos. El poder es de Dios. Viene de creer en Su verdad (Juan 8: 31-32).
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