Si una persona quiere bautizarse, pero no puede sumergirse en el agua por enfermedad, discapacidad, edad avanzada, etc., ¿qué se debe hacer?

El bautismo es un mandamiento del Nuevo Testamento para todos los creyentes en Jesús. Él ordenó que los que se convirtieran en discípulos fueran bautizados (Mateo 28:19) e incluso Él mismo fue bautizado (Lucas 3:21). Ahora bien, ¿qué sucede si una persona no puede bautizarse a causa de algún tipo de limitación física? ¿Qué se debe hacer en estos casos?

En primer lugar, queda claro que históricamente el bautismo se realizaba por inmersión. Juan 3:23 dice: "Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas". Mateo 3:5-6 enseña: "Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados". Hechos 8:36-38 también nos muestra que el etíope que quería ser bautizado se detuvo en un lugar donde había agua, diciendo: "Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?...Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó".

En segundo lugar, también está claro que el bautismo no es un requisito para la salvación, sino más bien una expresión pública de la salvación de una persona. Efesios 2:8-9 enseña: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". El hombre que creyó en Jesús mientras colgaba de la cruz no tuvo oportunidad de ser bautizado, y sin embargo Jesús le dijo: "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:43).

En tercer lugar, las Escrituras no ofrecen una explicación clara sobre qué hacer en los casos en que una persona no puede ser bautizada por inmersión. No obstante, un escrito de la Iglesia primitiva llamado la Didajé (que se escribió a principios del siglo II aproximadamente) recoge la siguiente práctica histórica interesante: "Y en cuanto al bautismo, bautizad de esta manera: Dicho esto, bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en agua viva. Pero si no tienen agua viva, bauticen en otra agua; y si no pueden hacerlo en agua fría, háganlo en agua tibia. Pero si no tienen ninguna de las dos, derramen agua tres veces sobre la cabeza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Parece que la Iglesia primitiva aceptaba el derramamiento para el bautismo en los casos en que no se disponía de otro tipo de agua.

Además, el bautismo está diseñado para que una persona que cree en Jesús declare su compromiso con Jesús y para simbolizar la muerte, sepultura y resurrección de Jesús en su vida. Si una persona no puede sumergirse completamente en el agua por limitaciones físicas, al menos puede hacer una declaración pública de fe delante de otros creyentes para expresar claramente su compromiso con Cristo.

Una vez más, la respuesta exacta al bautismo para los discapacitados, ancianos, o que no pueden ser bautizados no se trata específicamente en las Escrituras. En la Iglesia primitiva se utilizaba claramente el derramamiento de agua como alternativa, y se puede hacer una declaración pública de fe independientemente de que el bautismo por inmersión sea posible.