¿Es pecaminoso tener un fetiche sexual?
Un fetiche sexual es tener un gran interés en una parte particular del cuerpo o cierta práctica sexual. Un fetiche puede variar mucho, desde un simple deseo a una obsesión. Determinar si un fetiche sexual es incorrecto depende de la persona con el fetiche y del alcance del fetiche. Por ejemplo, en el curso de una relación matrimonial entre un hombre y una mujer, no hay nada de malo en encontrar una parte particular del cuerpo especialmente atractiva. Las personas están hechas a la imagen de Dios y la relación matrimonial es aquella en la que el esposo y la esposa están destinados a disfrutar su intimidad. El objetivo es desear el consentimiento mutuo (1 Corintios 7: 5) y someterse el uno al otro por amor a Cristo (Efesios 5: 21-33). Si el fetiche no deshonra al otro cónyuge, lo incomoda o se convierte en una obsesión (un ídolo), entonces al parecer no hay nada de malo en tener un fetiche sexual dentro de los límites del matrimonio.
¿Qué pasa con aquellos que no están casados? Si bien una atracción particular puede no necesariamente ser mala, la lujuria es un pecado. Si el fetiche provoca lujuria, o si se convierte en una obsesión, entonces sí hay un problema. Jesús señaló específicamente: "Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometas adulterio’. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." (Mateo 5: 27-28). Romanos 1:24 habla de la lujuria como "deshonrar" el cuerpo de uno.
1 Tesalonicenses 4: 3-5 agrega: "La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios". El objetivo del creyente es controlar los pensamientos y el cuerpo de uno en santidad, en lugar de ceder a las lujurias humanas. La lujuria también es algo que Dios llama digno de juicio (2 Pedro 2:10).
Romanos 6:19 enseña: "Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad." La respuesta adecuada a la tentación en esta área es acercarse a Dios: "Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes." (Santiago 4: 8). Hebreos 7:25 agrega: "Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos."
Nuevamente, dependiendo de las circunstancias específicas y las personas involucradas, un fetiche sexual puede o no ser pecaminoso. Proverbios 11: 6 da una advertencia que se aplicaría a los deseos sexuales no saludables: "La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos." Nuestros deseos sexuales poco saludables pueden llevarnos cautivos. En cambio, estamos llamados a vivir una vida santa y a servir a Dios en lugar de centrarnos en cualquier pensamiento, acción o parte del cuerpo que deshonraría al Señor. El sexo es un hermoso regalo diseñado por Dios para el matrimonio entre un hombre y una mujer. Está destinado a ser apreciado y disfrutado. Un fetiche puede ser una forma aceptable de experimentar ese regalo, o puede ser una perversión del regalo. Busque su sabiduría y su justicia al respecto (Santiago 1: 2-5; Mateo 6:33).
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