¿Qué es el don espiritual de enseñanza?

En Romanos 12 y 1 Corintios 12 se menciona el don espiritual de enseñanza, y en Efesios 4 se menciona como un oficio de maestro o pastor-maestro. Ya que la verdad de la Palabra de Dios es de gran importancia para el crecimiento espiritual, el don de enseñanza tiene un gran valor. Los que tienen el don de enseñar tienen una habilidad especial para comunicar los principios de Dios a otros de manera efectiva.

La palabra griega traducida "enseñar" es didaskalos, que significa "instruir". Así como Jesús enseñó no sólo a Sus discípulos, sino también a muchos otros, los que tienen el don de enseñar tienen el llamado de ayudar a otras personas a conocer mejor la verdad de Dios.

En Efesios 4:12-13, la enseñanza (junto con otros oficios de liderazgo) tiene como objetivo "perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Estos objetivos son equipar a los creyentes para servir, edificar a los creyentes, guiar hacia la unidad y el conocimiento bíblico y, en última instancia, hacia la madurez. Esta madurez conduce a la verdad en el amor (v. 15).

Aunque el don espiritual de la enseñanza puede ayudar tanto a los no creyentes como a los creyentes en Cristo, el énfasis está en ayudar a los que ya forman parte de la iglesia a crecer en madurez y acción. Tanto el crecimiento como la aplicación son importantes. Santiago también mencionó este aspecto, diciendo: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22).

El don de la enseñanza puede ser de utilidad en muchos contextos. Personas de todas las edades y trasfondos necesitan crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios y su aplicación. La enseñanza se puede impartir en un sermón, una clase, un hogar, una oficina y muchos otros lugares. La enseñanza puede ayudar a los que están detrás de un escritorio o entre rejas, servir tanto a los intelectuales como a los analfabetos, y cambiar la vida tanto de los creyentes maduros como de los nuevos.

Algunas personas con el don de la enseñanza son llamadas además a servir como ancianos o pastores en la iglesia local. Primera de Timoteo 3 y Tito 1 mencionan la habilidad de enseñar como algo esencial para aquellos que lideran en este rol.

¿Cómo puedes saber si tienes el don de la enseñanza? Una manera es aceptando oportunidades voluntarias para enseñar a un grupo pequeño de personas para ver como Dios obra a través de su enseñanza. Aunque no muchas personas deberían dedicarse a ser maestros por la gran responsabilidad que implica (Santiago 3:1), aquellos que tienen el llamado y el don pueden usar sus habilidades para cambiar vidas para Cristo.