Facebook
Twitter
Pinterest
Email
Convertirse al cristianismo no es cambiar de religión, sino depositar tu fe en Jesucristo. En el Nuevo Testamento, Jesús claramente ofreció una respuesta para aquellos que buscaban venir a la fe en Él. En una ocasión, habló con un maestro religioso sobre el nuevo nacimiento. Cuando este hombre le preguntó qué era lo que Jesús quería decir, parte de Su respuesta fue Juan 3:16, que dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
Por tanto, convertirse al cristianismo implica creer en Jesucristo como el Hijo resucitado de Dios. ¿Cómo se puede creer en Jesús? ¿Qué implica esto? Efesios 2:8-9 explica que el creer viene por la fe: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe". Dios nos da Su salvación como un regalo. No la ganamos; simplemente la aceptamos.
Sin embargo, depositar nuestra fe en Jesucristo como Señor también implica reconocer que somos imperfectos y pecadores (Romanos 3:23). Sólo Dios puede perdonar todos nuestros pecados, por muy graves que sean, y proporcionarnos una vida nueva libre de culpa (Romanos 8:1). Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8) para darnos el perdón que necesitamos a fin de tener una relación con Dios.
"Convertirse" significa simplemente girar o cambiar. Una persona que se convierte al cristianismo es alguien que cree en Jesucristo como el Hijo resucitado de Dios. Su vida ha cambiado a una vida nueva (2 Corintios 5:17), una vida abundante ahora (Juan 10:10) y vida eterna con el Señor en el cielo (Juan 3:16).
Si quieres poner tu fe en Jesucristo, puedes hacerlo ahora mismo. No hay ninguna oración especial que debas hacer. La salvación es aceptar a Cristo, no ganarse el favor de Dios. Aunque las palabras no te salvarán, la siguiente es una oración que puedes usar para expresar tu fe en Jesús y decirle a Dios que crees en Jesús como tu Salvador:
"Amado Dios, reconozco que soy un pecador y que nunca podré llegar al cielo por mis propias buenas obras. Ahora mismo pongo mi fe en Jesucristo como el Hijo de Dios que murió por mis pecados y resucitó de entre los muertos para darme la vida eterna. Por favor, perdona mis pecados y ayúdame a vivir para ti. Gracias por aceptarme y darme la vida eterna".