¿Qué es la consubstanciación?

La consubstanciación es la creencia teológica de que el pan y el vino que se usan en la Comunión (Cena del Señor o Eucaristía) se convierten espiritualmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Este punto de vista se opone generalmente al punto de vista católico romano de la transubstanciación, que cree que el pan y el vino usados en la Eucaristía se convierten literalmente en el cuerpo y la sangre de Jesucristo.

Durante la época de la Reforma Protestante, se desarrollaron varios puntos de vista sobre la Comunión o la Eucaristía, que se convirtieron con frecuencia en la línea divisoria entre grupos religiosos. Entre ellas se encuentran la transubstanciación, la visión del "santo misterio" (Iglesia Ortodoxa), la consubstanciación, la unión sacramental, el memorialismo (visión simbólica de la mayoría de las iglesias bautistas y "libres") y la suspensión (la visión de que la Comunión era sólo por un tiempo determinado y ya no se debe practicar).

A menudo se asocia la consubstanciación con la visión de la Comunión de Martín Lutero, que se hizo popular durante la Reforma protestante alemana del siglo XVI. Sin embargo, su visión en realidad se conoce como unión sacramental, un punto de vista ligeramente diferente que sostiene que el pan y el vino se unen con el cuerpo y la sangre de Jesús para los que participan de ellos. El punto de vista real de la consubstanciación ya lo habían afirmado los lolardos de Inglaterra en el siglo XIV y algunos teólogos han señalado que estaba presente en los escritos de otros durante la época medieval.

De cualquier modo, en una época en la que la Reforma protestante buscaba diferenciarse de las enseñanzas y tradiciones católicas romanas, el punto de vista de la consubstanciación fue un importante punto de discusión doctrinal. Como resultado, muchos de los movimientos eclesiásticos y denominaciones que se formaron durante esta época aceptaron este punto de vista, aunque incluso dentro de determinadas denominaciones, como los luteranos o los presbiterianos, hay muchas controversias.

Si bien hay lugar para opiniones divergentes sobre este tema, hay algunos puntos esenciales importantes que vale la pena resaltar. En primer lugar, está claro que participar en la Cena no forma parte de la salvación; la salvación es sólo por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9). Además, el pan y el vino siguen sabiendo a pan y vino cuando se toman durante la Cena, lo que indica que Jesús no pretendía que los lectores interpretaran que la Cena se convertía literalmente en Su carne y Su sangre. Aunque esta tradición espiritual es una parte esencial de la fe y la práctica cristianas, es importante señalar que Jesús enseñó a celebrar la Cena cuando se reúnen para recordarle (Lucas 22:19). Es una práctica para que los creyentes en Jesucristo reflexionen sobre Su sacrificio por nuestros pecados.



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