¿Cómo me ve Dios?

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En resumen:

Dios nos ve como Su creación amada, y desea que todos seamos salvados del pecado y de la devastación que este ha traído. En Cristo, Dios nos ve como Sus hijos, quienes pueden experimentar la plenitud de Su amor.

Del Antiguo Testamento

  • El Salmo 139 habla de cuán maravillosamente hemos sido creados. Dios nos hizo con intención y nos ama. Solo Él nos ve de manera completa y correcta (1 Samuel 16:7). El Salmo 103:14 nos dice: “Porque Él sabe de qué estamos hechos, Se acuerda de que solo somos polvo”.

Del Nuevo Testamento

  • Segunda de Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas”. Cuando acudimos a Jesús para ser salvos, somos transformados por completo. Se dice que estamos “en” Cristo. Somos reconciliados con Dios y considerados justos ante Él (2 Corintios 5:17-21). Mientras que antes éramos vistos en nuestro pecado, al ser salvos, Dios ve la justicia de Su Hijo.
  • Efesios 1:3-14 ofrece una excelente lista de algunas de las formas en que Dios nos ve en Cristo. Encontramos que Dios “nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). También hemos sido elegidos “a fin de que seamos santos y sin mancha delante de Él” (Efesios 1:4). Somos amados. Se nos considera santos e irreprensibles, y también somos santificados mediante el proceso de la santificación. Somos aceptados (Efesios 1:5), redimidos (Efesios 1:7) y perdonados (Efesios 1:7). Él nos ha unido en Cristo (Efesios 1:10) y tiene una herencia para nosotros (Efesios 1:11), la cual el Espíritu Santo confirma en nosotros (Efesios 1:14).
  • Efesios 1:5 nos dice que hemos sido predestinados “para adopción como hijos para Sí mediante Jesucristo”. Dios nos ve como Sus hijos. Juan 1:12-13 dice: “Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios”.
  • Romanos 8:17 nos dice que somos hijos y, por lo tanto, “herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Dios nos ve como Suyos, hasta el punto de que somos coherederos con Cristo.
  • En Juan 15, Jesús habló de llamar amigos a Sus discípulos.
  • En Juan 17, Jesús habló de Su deseo de que Sus seguidores estuvieran con Él.
  • En Cristo, Dios nos ve como Sus “escogidos, santos y amados” (Colosenses 3:12).
  • Dios nos colma de Su amor, nos capacita para todo lo que necesitamos, nos llama a la obediencia (Juan 15), nos disciplina para que andemos en rectitud (Hebreos 12:6-11) y nos enseña a vivir vidas santas y agradables, todo para que un día estemos con Él (Apocalipsis 21:3).

Implicaciones para hoy

Imagina verte a través de los ojos del Creador, que te hizo con un detalle y un propósito asombrosos, como declara el Salmo 139. A pesar de nuestras debilidades y limitaciones humanas, mencionadas en el Salmo 103:14, la perspectiva de Dios sobre nosotros es tierna y transformadora. Él conoce nuestra estructura, pero nos ama profundamente, llamándonos a abrazar nuestra verdadera identidad cuando confiamos en Jesús para el perdón de los pecados. En Cristo, no solo somos perdonados, sino fundamentalmente renovados, como revela 2 Corintios 5:17. Dejamos atrás nuestro viejo yo y nos convertimos en una nueva creación, plenamente reconciliados y justos ante Dios. Como resultado de nuestra salvación, se nos revela cómo nos ve Dios en Cristo: bendecidos con toda bendición espiritual, elegidos, adoptados como Sus hijos, destinados a una herencia inconmensurable, coherederos con Cristo e incluso Sus amigos. Nuestra salvación nos cambia de ser vistos como muertos en nuestros pecados a ser parte de Su familia y a tener una profunda relación con Él. Sin embargo, se nos recuerda que Dios nos ve con amor incluso antes de ser salvos, deseando rescatarnos de lo que nos esclaviza. La perspectiva que Dios tiene de nosotros debería impulsarnos a responder con humildad, gratitud y un compromiso más profundo con Él, llenos de alegría. Mientras Dios derrama Su amor sobre nosotros y nos capacita para una vida de santidad y obediencia, esta profunda verdad nos inspira a vivir plenamente en nuestra identidad de Sus hijos amados. ¿Qué haremos entonces? Ponlo en práctica conociéndolo a través de Su Palabra y caminando en Su Espíritu, aferrándote firmemente a Sus promesas y dejando que Sus pensamientos sobre ti definan cómo vives cada día.

Comprende

  • Dios nos ve como Su obra maestra, creada con propósito y amor a pesar de nuestras fragilidades.
  • Una vez salvados, Dios nos ve renovados en Cristo, transformados en nuevas creaciones y adoptados como Sus hijos.
  • Dios nos ve como amigos amados, deseando una relación cercana y capacitándonos para una vida santa.

Reflexiona

  • ¿Qué ánimo recibes al saber cómo te ve Dios, tanto antes de ser salvo como después?
  • ¿Cómo influye en nuestro sentido de identidad y relación con Él el saber que Dios nos ve renovados en Cristo y adoptados como hijos Suyos?
  • ¿Cómo afecta a nuestra relación personal con Él la verdad de que Dios nos ve como amigos amados y desea una relación estrecha con nosotros?

Ponlo en práctica

  • ¿Cómo influye en nuestra manera de vernos a nosotros mismos y a los demás el comprender que Dios nos ve como Su obra maestra, creándonos a cada uno con propósito y amor?
  • ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que podemos ayudar a otros a entender y vivir según la forma en que Dios nos ve?
  • ¿De qué manera la idea de que Dios desea una relación profunda y personal con nosotros puede moldear nuestra forma de construir y nutrir las relaciones con otros creyentes?