¿La Biblia hace una distinción entre el clero y el laicado?
La palabra griega traducida "clero" es kleros, que se refiere a la herencia establecida para todos los santos (Colosenses 1:12; Hechos 26:18). Los creyentes en su conjunto componen el kleros, heredando el perdón de los pecados y el poder del Espíritu Santo. Bíblicamente hablando, el clero no es un grupo especial de líderes de élite. La palabra griega laikos, que significa "laico", no se encuentra en el Nuevo Testamento. La palabra griega usada en el Nuevo Testamento es laos, que significa "personas". Todos los creyentes son el pueblo de Dios (2 Corintios 6:16; 1 Pedro 2: 9-10). Todo el pueblo de Dios es "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable." (1 Pedro 2: 9). Por lo tanto, la distinción entre clérigos y laicos, como la mayoría lo entiende hoy, no es bíblica. Mientras que los creyentes tienen diferentes llamamientos y dones (Romanos 12: 6), todos son siervos del Señor (Romanos 14: 4). Existe en la Biblia una distinción entre un don y otro, pero esas distinciones se refieren a funciones dentro de la iglesia, no a la posición. Por ejemplo, uno puede tener el don para predicar, pastorear, enseñar o dirigir, pero todos somos hermanos y hermanas en Cristo: uno con Cristo y entre nosotros mismos (Hebreos 13: 1; Juan 17: 20-23; Romanos 12: 14-15).
Pablo se consideraba a sí mismo un "hermano" y "siervo" con Tíquico (Colosenses 4: 7), Epafras (Colosenses 1: 7), Epafrodito (Filipenses 2:25) y Silvano (1 Pedro 5:12). Los apóstoles nunca hablaron en términos de "nosotros" y "ellos" en el contexto de servir a Cristo. Se consideraban compañeros de la obra con todos los creyentes en la iglesia.
No fue sino hasta el siglo III que se empleó la palabra "clero" para designar a un número limitado de personas que servía en la iglesia. Gradualmente, los ministros profesionales de tiempo completo fueron vistos como una clase especial y separada en lugar de consiervos de Jesucristo. De esta mentalidad creció el sistema jerárquico en el que aumentó la distancia entre el clero y el laicado, como se ve en el uso de títulos como "Pastor Smith", "Reverendo Jones" y "Padre Brown". Tal distancia no es bíblica.
Jesús advirtió contra el uso de títulos honoríficos que trazarían una distinción entre creyentes. Vio la corrupción de los escribas y fariseos como resultado de elevar a un grupo sobre otro. "Pero no permitan que a ustedes", dijo, refiriéndose a sus seguidores, "se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo. Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo. El más importante entre ustedes será siervo de los demás." (Mateo 23: 8-11).
Pasajes bíblicos como 1 Corintios 12–14, gran parte de Efesios y Romanos 12 enfatizan la verdadera hermandad de los santos en Jesucristo y la humildad requerida de todos los creyentes a medida que ejercemos nuestros dones espirituales y llamamientos para beneficiar al cuerpo de Cristo.
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