¿Qué significa caminar con Dios?
Dios nos creó para tener comunión con Él y desea que caminemos con Él (Miqueas 6:8). Antes de la caída, Adán y Eva caminaban y hablaban con Dios en el jardín del Edén, pero después de pecar, se avergonzaron y se escondieron cuando lo oyeron venir (Génesis 3:8). Su pecado separó a la humanidad de Dios (Romanos 5:12). Ahora bien, Jesús vino a ofrecernos el perdón y la restauración. El sacrificio de Jesús nos permite tener una relación personal y estrecha con Dios a través del Espíritu Santo (Juan 14:16-17). Cuando pones tu fe en Jesús, tu relación con Dios se convierte en lo más importante de tu vida. Querrás hablar con Él, buscarlo y complacerlo en todo lo que hagas. Esto es caminar con Dios. A Enoc (Génesis 5:24) y a Noé (Génesis 6:9) se les llamó hombres que caminaron con Dios. Cuando caminas con Dios, lo incluyes en tu vida diaria y en tu toma de decisiones. Pasas tiempo orando y hablando con Él durante el día.
Si vas a caminar con tu amigo, ¿qué haces durante tu caminata? Además de lo obvio, caminar, tienes una conversación, compartes cosas que están en tu mente, y escuchas a tu amigo hacer lo mismo mientras avanzan hacia su destino. Se mantienen concentrados en lo que dice el otro y no se distraen. Como creyente en Cristo, puedes caminar con Él durante toda tu vida aquí en la tierra hasta llegar al cielo. A Dios le gusta tener una relación con nosotros, y podemos hablar con Él mediante la oración y la lectura de Su Palabra, escuchando Su amor y recibiendo Su sabiduría mientras vivimos nuestras vidas aquí en la tierra (Salmo 32:8; 1 Juan 3:1).
Caminar con Dios significa estar de acuerdo con Él y con Sus caminos (Amós 3:3). Nadie es perfecto, pero cuando estás caminando con Dios lo que debes procurar es que tus propios deseos egoístas mueran por el bien de ver a Dios transformarte más y más a la imagen de Su Hijo: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17; véase también 2 Corintios 3:18).
Otro nombre para caminar con Dios que comúnmente se usa en el Nuevo Testamento es "caminar en el Espíritu" (Gálatas 5:16; Romanos 8:4). Cuando Jesús ascendió al cielo, dejó el Espíritu Santo con nosotros. El Espíritu Santo, que está en la tierra y en nosotros cuando creemos en Cristo, es nuestro vínculo directo con Dios (Romanos 8:9-11, 26-27; Efesios 1:13-14).
Caminar con Dios es una forma de vida, y es una elección. Podemos seguir los caminos de Dios o los del mundo, pero no podemos hacer ambas cosas (2 Reyes 8:27; Efesios 2:2; Mateo 6:24; Santiago 4:4). Habrá sacrificios sin importar el camino que elijas, pero caminar con Dios es el camino de la vida eterna (Hebreos 12:1-2). No será sin costo, pero valdrá la pena (Mateo 7:13-14). Caminar con el Señor significa que vives para complacerlo a Él y no a ti mismo. Eliminamos las cosas de nuestra vida que nos impiden andar en los caminos de Dios, ya que nos motiva Su amor y el deseo de estar cerca de Él (Romanos 13:14; Salmo 1:1-3). También dependemos del poder y la obra del Espíritu Santo para poder caminar con Él (2 Corintios 3:18; Filipenses 2:12-13).
Las personas que caminan con Dios muestran el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Los seguidores de Cristo viven en contraste con la forma de actuar del mundo que les rodea (Filipenses 2:15). Cuando Pedro y Juan fueron arrestados y llevados ante las autoridades por predicar el evangelio, las autoridades se dieron cuenta de la osadía de los hombres "...y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús" (Hechos 4:13). Cuando caminas consistentemente con Dios, otros podrán reconocer que, aunque tienes defectos e imperfecciones, has estado con Jesús.
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