¿Qué es la batalla del Armagedón?

El líder militar y político francés Napoleón Bonaparte estuvo una vez en el valle de Meguido, que es una gran extensión de tierra y valle interior al sur de la región de la Baja Galilea en Israel, y comentó: "Todos los ejércitos del mundo podrían maniobrar sus fuerzas en esta vasta llanura". Napoleón en ese momento, ya sea a sabiendas o sin saberlo, hizo una declaración profética, porque la Biblia declara específicamente que un día todos los ejércitos del mundo convergerán en ese lugar y se enfrentarán en la batalla con el mismísimo Dios.

El apóstol Juan, escribiendo en el libro de Apocalipsis, describe el evento: "El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y se secaron sus aguas para abrir paso a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas. Son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. «¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez». Entonces los espíritus de los demonios reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Armagedón." (Apocalipsis 16: 12-16).

La escena representada en El Apocalipsis (el libro de Apocalipsis, que significa "la revelación") es parte de los juicios de las copas de la ira de Dios durante la Gran Tribulación que se derraman sobre la tierra, aumentando los juicios de Dios sobre un mundo incrédulo. La culminación de la ira de Dios es la reunión de todas las fuerzas del Anticristo junto con todos los demás ejércitos restantes en un lugar singular donde Dios los destruirá.

En el Antiguo Testamento, el profeta Joel describió la escena de esta manera: "Reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio contra los pueblos en cuanto a mi propiedad, mi pueblo Israel, pues lo dispersaron entre las naciones y se repartieron mi tierra [...] Proclamen esto entre las naciones: ¡Prepárense[a] para la batalla! ¡Movilicen a los soldados! ¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra! Forjen espadas con los azadones y hagan lanzas con las hoces. Que diga el cobarde: «¡Soy un valiente!» Dense prisa, naciones vecinas, reúnanse en ese lugar. ¡Haz bajar, Señor, a tus valientes! «Movilícense las naciones; suban hasta el valle de Josafat, que allí me sentaré para juzgar a los pueblos vecinos. Mano a la hoz, que la mies está madura. Vengan a pisar las uvas, que está lleno el lagar. Sus cubas se desbordan: ¡tan grande es su maldad!» "(Joel 3: 2, 9-13).

El centro de este gran evento será Jerusalén, lo cual es confirmado por el profeta Zacarías: "Movilizaré a todas las naciones para que peleen contra ti. Te conquistarán, saquearán tus casas y violarán a tus mujeres. La mitad de tus habitantes irá al exilio, pero el resto del pueblo se quedará contigo. Entonces saldrá el Señor y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla." (Zacarías 14: 2-3).

La visión de Juan de este día comienza describiendo como se seca el río Éufrates, un río mencionado por primera vez en Génesis 2 y que actuó como una frontera natural entre el este y el oeste. Lo que sirvió inicialmente para regar la cuna de la civilización de la humanidad se convertirá en la tumba de la humanidad a medida que se seca, borrando así una barrera que impide que un ejército venga desde el oriente. Dios prepara una invasión oriental masiva de Israel y apunta directamente a la base de operaciones del Anticristo.

El ejército oriental es engañado para actuar junto con otras legiones militares de todo el mundo por tres espíritus demoníacos que proceden del Anticristo, su falso profeta y el mismo Satanás. Todos los ejércitos del mundo son convencidos de converger en Israel a partir de las señales realizadas por la trinidad satánica, con el verdadero propósito subyacente de luchar contra Dios mismo: "Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército."(Apocalipsis 19:19).

La ubicación real de esta batalla de corta duración se describe en las Escrituras como "Armagedón" (Apocalipsis 16:16), que literalmente significa "Monte de Meguido". En realidad no hay montaña con ese nombre, pero "Ar" puede referirse a la región montañosa. Siendo este el caso, es probable que sea una referencia a la región montañosa que rodea la llanura de Meguido, que se encuentra a unas sesenta millas al norte de Jerusalén y el lugar descrito por Napoleón como el campo de batalla perfecto para todos los ejércitos del mundo.

En este lugar, todos los combatientes mundanos serán enfrentados por el Dios Todopoderoso en la segunda venida de Cristo a la tierra y serán destruidos: "Le harán la guerra [los ejércitos del mundo] al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son sus llamados, sus escogidos y sus fieles»."(Apocalipsis 17:14). El final de Apocalipsis 19 describe el destino del Anticristo y todos los ejércitos con él de esta manera: "Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía señales milagrosas en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre. Los demás fueron exterminados por la espada que salía de la boca del que montaba a caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos." (Apocalipsis 19: 20–21).

Será una gran calamidad que recae sobre todos los que rechazan a Cristo, pero para aquellos que lo reciben como Salvador y Señor, su futuro será muy diferente. David se dirige a ambos grupos en los Salmos cuando escribe: "Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!" (Salmo 2:12).