¿Es ser barman una ocupación apropiada para un cristiano?

Un barman a menudo escucha detalles íntimos y particulares de aquellos a quienes sirven. Para un cristiano, este intercambio abierto de vidas puede parecer, en la superficie, una serie de oportunidades ideales para compartir sobre Jesús.

Sin embargo, la mayoría de los mixólogos tienden a tener supervisores mundanos, y la mayoría de los dueños de bares no tienen interés en que sus empleados compartan su fe. Mientras que Jesús nos llama a hacer discípulos (Mateo 28: 19-20), también se nos exhorta a que "evite[mos] toda clase de mal." (1 Tesalonicenses 5:22).

Algunos bares parecen atraer a clientes divertidos y amantes de la diversión, mientras que otros atienden a los clientes habituales del vecindario. Algunos están destinados más al beber socialmente o por negocios, mientras que otros promueven claramente la embriaguez y están llenos de tentación sexual. De cualquier manera, la mayoría de los bares parecen ser un ambiente en el que reina la pecaminosidad y la mundanalidad, más que un lugar edificante para un cristiano.

Trabajar en un ambiente pecaminoso nos pone en contacto con los pecadores, sí, pero el espíritu de un cristiano no se edificaría en la participación diaria y repetida en tal ambiente. “¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?" (2 Corintios 6:14). En tal trabajo, ¿tu mente se amoldaría a este mundo o se transformaría mediante la renovación para discernir la voluntad de Dios (Romanos 12: 2)?

Jesús comió y bebió con los pecadores (Mateo 11:19), pero su meta y habilidad era salvar a los pecadores. Él impartió la verdad al brindar compasión y confrontar el pecado. Como barman, es posible que ocasionalmente pueda extender lo primero, pero casi nunca logre lo segundo. Las personas pueden exponer su necesidad de Cristo, pero, si están intoxicadas, es dudoso que realmente puedan escuchar el evangelio.

No podemos escapar del mundo (1 Corintios 5: 10-11), pero no necesitamos exponernos intencional y consistentemente a ambientes donde la música impía, la tentación y la embriaguez son la norma.