¿Qué quiere decir la gente cuando dice que la Biblia es nuestra única autoridad para la fe y la práctica?

La Biblia como "única autoridad" o "autoridad final" o "única regla infalible" o "única regla verdadera" aparece en muchas declaraciones doctrinales de iglesias y organizaciones. Los líderes desean comunicar su confianza y compromiso con la Biblia por encima de cualquier persona, escrito o filosofía.

La Biblia dice algo parecido: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17).

El soberano y perfecto Dios escoge comunicarse con la gente a través de diferentes maneras (el Espíritu Santo, otros creyentes, circunstancias, señales, etc.), pero siempre a través de la Biblia con todos. Su perfección significa que Su Palabra debe ser perfecta. Y Él nunca contradecirá lo que ya ha revelado en Su Palabra, así que cualquier otra forma en que "oigamos" a Dios debe coincidir con la verdad revelada en la Biblia (Hechos 17:11).

A. A. Hodge, misionero a la India, líder presbiteriano y teólogo de Princeton, escribió: "Todo lo que Dios enseña u ordena tiene autoridad soberana. . . . Las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento son las únicas fuentes a través de las cuales, durante la presente dispensación, Dios nos transmite el conocimiento de su voluntad acerca de lo que debemos creer de sí mismo y las obligaciones que exige de nosotros" ((Bosquejos de Teología, capítulo 5).

Ser la única autoridad significa que se pueden escuchar y considerar otras voces, pero la Biblia triunfa sobre todas y habla desde una postura de perfección, gobierno y poder. Significa que nada que contradiga o se oponga a la Biblia tendrá validez. La Biblia es nuestra referencia para discernir lo que es verdadero y correcto.

Así, por ejemplo, cuando la Biblia nos dice que Jesús regresa (Juan 14:3; Apocalipsis 19:11-16), debemos creer que es así. Esto es un hecho. Otro ejemplo, cuando la Biblia dice que "huyamos de la inmoralidad sexual" (1 Corintios 6:18), obedecemos ese mandato.

Cuando una persona no considera la Biblia como la única autoridad, corre el riesgo de ser "llevado por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Efesios 4:14).

Los Salmos también hablan de la Palabra de Dios y de su condición.

"Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos" (Sal 119:89).

"La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el precepto del Señor es puro, que alumbra los ojos" (Sal 19:7-8).