¿Alguna vez se rió Jesús?

Hay muchos que creen que Jesús nunca se rió. Muchas personas incluso prefieren imaginarse a Cristo como un Salvador estoico o silencioso. La raíz de este concepto se debe tal vez a que los retratos populares de Jesús lo representan quebrantado en la cruz, o sermoneando a Sus seguidores. Ya que Jesús experimentó todas las emociones que experimentamos hoy en día, sintió soledad, rechazo (Marcos 6:1-6; Isaías 53:3), ira (Marcos 11:15), tristeza (Juan 11:35) y miedo (Mateo 26:42). Jesús puede identificarse con nuestras luchas humanas porque ha experimentado todas y cada una de las emociones del ser humano.

Esto significa que Jesús también experimentó el gozo, la sorpresa, el amor y la felicidad. Los evangelios muestran a Jesús como un hombre íntegro. Era muy agradable y le gustaba estar rodeado de gente. De las conversaciones de Jesús con los niños podemos intuir mucha risa y gozo. Los llevaba en brazos y le encantaba pasar tiempo con ellos. En la naturaleza de un niño está jugar y disfrutar. Muchas veces envidiamos la alegre inocencia y la risa de los niños. Los niños se sentían atraídos por Jesús, y Jesús dijo que los niños podían venir a Él corriendo sin problemas (Mateo 19:14).

Jesús también demostró Su sentido del humor en Sus enseñanzas utilizando la hipérbole. Lo hace en el sermón sobre el camello que cabe por el ojo de una aguja (Mateo 19:24) y en el sermón de la viga que un individuo puede encontrar en su ojo si juzga a alguien (Mateo 7:3-5). Jesús invitó a reír en las Bienaventuranzas (Mateo 5; Lucas 6), y contó parábolas que acababan en regocijo (Lucas 15). Incluso a veces le reprendieron por mostrarse muy alegre (Lucas 7:34).

Jesús nos enseña que debemos experimentar el gozo y la risa. Jesús la experimentó, y como Hijo de Dios, hecho a imagen de Dios, Dios también goza. Incluso Jesús describe a los ángeles regocijándose (Lucas 15:10).

Si negamos que Jesús hubiera reído o que de Su espíritu nunca hubiera brotado el gozo, estaríamos negando un aspecto enorme de Su humanidad. ¿Cómo podría Cristo experimentar la profundidad de nuestra tristeza o dolor si nunca experimentó el gozo o la risa en el otro extremo de nuestro espectro humano de emociones? Aunque no hay ningún versículo que diga: "Jesús se rió", sabemos que no podría haber sido el Hijo del Hombre si no hubiera compartido ese gran aspecto de la humanidad con nosotros. Reír forma parte de nuestras vidas, y sabemos que Jesús empatizó con nosotros en toda nuestra humanidad (Hebreos 4:14-16).