¿Qué dice la Biblia?
Hebreos 4:16 anima a los creyentes a que nos acerquemos “con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”. El “trono de la gracia” es una alusión al propiciatorio del arca del pacto. Bajo el pacto mosaico, la presencia de Dios moraba con el arca del pacto en la cámara más interna del tabernáculo o templo, llamada Lugar Santísimo. El sumo sacerdote podía entrar en esa habitación una vez al año, en el Día de la Expiación, para ofrecer sacrificios de sangre por sus pecados y los de la nación de Israel (Levítico 16). Cuando Jesús fue crucificado como el sacrificio “de una vez por todas” (Hebreos 10:10) a través del cual tenemos el perdón de los pecados y nos convertimos en hijos de Dios (Juan 1:12), el velo que separaba el Lugar Santísimo se rasgó de arriba abajo (Mateo 27:51). Las barreras del antiguo pacto —incluidos los mediadores sacerdotales y los sacrificios regulares de animales— se eliminaron porque Jesús cumplió el pacto (Hebreos 8-10). Puesto que Jesús nos ha abierto el camino para restablecer nuestra relación con Dios, podemos acercarnos “con denuedo al trono de la gracia”, acudiendo a Dios en oración con confianza y honestidad.