¿Sigue Jesús teniendo un cuerpo físico?

Jesús tiene un cuerpo físico en el cielo, pero es diferente de los cuerpos que tenemos ahora en la tierra.

Es importante que entendamos que Jesús nació como ser humano, tuvo un cuerpo humano como el nuestro y lo mataron. Fue sepultado y, tres días después, resucitó físicamente de entre los muertos. Mucha gente lo vio vivo, más de 500 personas (1 Corintios 15:3-6).

Poco después de Su resurrección, dos de los discípulos de Jesús caminaban hacia un pueblito llamado Emaús. Cuando los tres estaban comiendo juntos, los discípulos pudieron ver que el tercer hombre era Jesús (Lucas 24:13-35). No es que Jesús fuera irreconocible, sino que los ojos de los discípulos estaban sobrenaturalmente cegados para ver quién era Jesús.

Jesús dijo a Sus discípulos que no era espíritu, sino físico, y les invitó a tocar Sus manos y Sus pies (Lucas 24:39-40). También comió con ellos (Lucas 24:41-43).

En otra ocasión, invitó a Tomás a meter la mano en la herida del costado de Jesús, después que resucitara de entre los muertos. Juan 20:26-28 dice: "Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!

Ya que Jesús tenía un cuerpo cuando resucitó, también lo tendrán los cristianos cuando sean resucitados (Juan 5:21, 28; Romanos 8:23). Pero, así como el cuerpo de Jesús es físico pero glorificado, nuestros cuerpos de resurrección serán algo diferentes a los que tenemos ahora. Nuestros cuerpos ahora están adaptados para nuestras vidas terrenales. Nuestros cuerpos celestiales serán adecuados para el cielo.

Pablo describe nuestros futuros y nuevos cuerpos físicos. Escribe: "Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.... Y así como hemos traído la imagen del terrenal [Adán], traeremos también la imagen del celestial" (1 Corintios 15:35-49).

Pablo dice a los filipenses que Jesús "transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas" (Filipenses 3:21).