¿De qué manera puede ser útil saber griego y hebreo a la hora de estudiar la Biblia?

El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en hebreo (con algunas partes en arameo). El Nuevo Testamento se escribió originalmente en griego. A pesar de las muchas traducciones modernas que representan fielmente los idiomas originales de las Escrituras, ninguna traducción puede recoger todos los matices de las palabras originales de las Escrituras. Por eso, saber hebreo y griego (o al menos algunas de sus palabras y patrones verbales) puede ser de gran ayuda a la hora de estudiar la Biblia.

Por ejemplo, en griego, los verbos incluyen aspecto, lo que significa que, además de que una acción sea pasada, presente o futura, puede ser completa o incompleta. Este aspecto verbal a veces no se transmite con claridad en la traducción. Por eso, quienes estudian el texto griego pueden conocer detalles del Nuevo Testamento que la traducción no puede ofrecer.

Otro ejemplo es el uso de la poesía. Las palabras que riman en hebreo no pueden verse en las traducciones. El Salmo 119 es un claro ejemplo. Siendo el capítulo más largo de la Biblia, cada estrofa de su texto comienza con una letra del alfabeto hebreo de 22 letras. Cada estrofa incluye ocho versículos que comienzan todos con la misma letra hebrea. Ninguna de estas características se puede observar fácilmente en las traducciones. Ahora bien, es probable que el idioma original incluyera estas características tanto para facilitar la memorización como por su belleza poética.

Estudiar los idiomas hebreo y griego de la Biblia puede ser útil para interpretar porciones controvertidas o difíciles de las Escrituras. Esto ayuda a la enseñanza sana, así como a la defensa contra las enseñanzas falsas o erróneas. Judas 1:3 enseña: "Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos". Para Judas, la enseñanza exacta era tan importante que interrumpió sus planes de escribir sobre la salvación para abordar el tema.

Una persona puede leer y aprender mucho de la Biblia en una traducción. La Escritura es viva y eficaz (Hebreos 4:12), y el Espíritu Santo da a los cristianos sabiduría y conocimiento de la Palabra de Dios (Juan 16:13). Sin embargo, el conocimiento de los idiomas originales de la Biblia puede facilitar una mayor comprensión de las Escrituras. Conocer los matices de los idiomas originales puede profundizar nuestro aprecio por la Palabra de Dios, así como ayudarnos a determinar el significado de pasajes controvertidos. Aunque el conocimiento del hebreo y el griego no es ciertamente necesario para comprender la Biblia, puede ser una herramienta provechosa.



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