¿Cuál es la opinión de Dios sobre el placer?

Algunas personas ven los mandamientos de Dios en las Escrituras como un estilo de vida que se opone al placer. Sin embargo, Dios creó a todas las personas y les dio la posibilidad de disfrutar de la vida y sus placeres. Él no se opone al placer; sí se opone a pecar para experimentar el placer.

Por ejemplo, Dios ha creado una gran variedad de alimentos para que el ser humano los disfrute. Sin embargo, si una persona come en exceso alimentos poco saludables, ese deseo de disfrutar de la comida puede producir consecuencias negativas en nuestra salud. Lo mismo sucede en muchos aspectos de la vida. Dios ha creado muchas de las cosas que disfrutamos para nuestro beneficio, no obstante, el mal uso de estas cosas puede causar mucho daño.

El apóstol Pablo habla de dos aspectos relacionados con este tema en 1 Corintios 6:12-13, diciendo: "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo". Tanto la comida como la intimidad sexual pueden ser buenas o pecaminosas. Dios ha establecido principios bíblicos en relación con estas áreas para nuestro beneficio. Él no dice que evitemos ciertos alimentos o la intimidad sexual como tal, sino que disfrutemos de los beneficios y placeres de cada uno dentro del marco de los principios de Sus enseñanzas. Por ejemplo, en cuanto a la sexualidad, Pablo explica en 1 Corintios 7 que la sexualidad debe practicarse dentro del matrimonio, entre el esposo y la esposa.

El apóstol Pedro habló de los límites necesarios en 1 Pedro 4:1-3 de la siguiente manera: "Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías". Era necesario terminar con estos ámbitos de vida de pecado para vivir para Dios y buscar lo mejor de Él en la vida. Esto no era estar en contra del placer, sino estar en contra del pecado.

Un gran ejemplo bíblico de este principio se encuentra en la historia del hijo pródigo en Lucas 15:11-32. El hijo pródigo malgastó la herencia de su padre en una vida egoísta. Muy pronto se dio cuenta de que su estilo de vida no le traía felicidad (ver versículo 17). En cambio, el hijo experimentó su mayor felicidad cuando volvió a su padre con humildad y encontró un abrazo amoroso. De la misma manera, Dios nos ofrece un gozo mucho mayor cuando nos acercamos a Él en vez de buscar nuestro propio camino.

Por último, hemos sido creados para encontrar nuestro mayor placer en Dios mismo. El Salmo 37:4 enseña: "Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón". Cuando caminamos cerca del Señor, encontramos el mayor placer. Dios no se opone al placer. En cambio, sabe que lo mejor para nosotros está en nuestra completa entrega a Él.



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