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¿Qué son los himnos?
Un himno es un cántico que se usa en el servicio de adoración cristiano y que generalmente canta toda la congregación. La palabra viene del griego himnos que significa simplemente "canto de alabanza", así que cualquier cántico que ensalce los atributos de cualquier persona, lugar o cosa podría considerarse un himno. Ahora bien, en la lengua vernácula popular, un himno normalmente es métrico, tiene varias estrofas y comunica una profunda doctrina, mientras que un cántico de alabanza y adoración puede ser más repetitivo y centrarse más en expresar nuestro propio amor o gratitud hacia Dios que en comunicar verdades sobre quién es Él o cómo ha provisto la salvación. Ambos tipos de cánticos pueden ser útiles para las iglesias. El libro de los Salmos en nuestras Biblias es una colección de cánticos y poemas, unos expresan emociones humanas y otros se centran más en los atributos divinos de Dios. Estos Salmos se han utilizado en el culto corporativo desde tiempos bíblicos y sirven para indicar el valor de incluir himnos durante el servicio de adoración.
La música, especialmente el canto en grupo, tiene múltiples beneficios. La música en sí misma puede relajarnos, y con frecuencia aleja nuestra mente de las preocupaciones y distracciones. David utilizó la música para calmar al rey Saúl cuando estaba atormentado. "Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él" (1 Samuel 16:23). La música no sólo alivia nuestras almas, sino que el canto corporativo también alinea nuestras mentes y cuerpos. Cuando un coro canta al unísono, los ritmos respiratorios y cardíacos de los cantantes coinciden y sus pensamientos se concentran en la misma dirección. El Salmo 135 invita a todos los presentes a alabar juntos al SEÑOR. "Alabad el nombre del SEÑOR; alabadle, siervos del SEÑOR; los que estáis en la casa del SEÑOR, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad al SEÑOR, porque él es bueno; cantad salmos a su nombre, porque él es benigno". (Salmo 135:1-3). La adoración en grupo es en verdad agradable.
Mucho más importante que los efectos relajantes de la música o la capacidad de los cánticos en grupo para crear un sentido de pertenencia, son las verdades que los cánticos declaran. El Salmo 145 dice: "Generación a generación celebrará tus obras, y anunciará tus poderosos hechos...Te alaben, oh Señor, todas tus obras, y tus santos te bendigan. La gloria de tu reino digan, y hablen de tu poder, para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria de la magnificencia de su reino" (Salmo 145:4, 10-12). El propósito de estos cánticos es dar a conocer quién es Dios y lo que ha hecho. Curiosamente, nuestras mentes suelen recordar las cosas más fácilmente y durante más tiempo cuando se les pone música, así que ¡qué mejor idea que poner verdades doctrinales profundas a canciones fáciles de cantar y de recordar!
La calidad de los himnos resistirá el paso del tiempo si comunican verdades profundas de forma poética pero comprensible, si utilizan la armonía, la melodía y el ritmo de manera que todos puedan cantarlos, y si evitan las modas pasajeras en las tendencias lingüísticas o musicales. Algunos himnos se cantan desde hace miles de años, como los Salmos (ver Mateo 26:30) o "Calle toda carne mortal" (hacia el año 275 d.C.). Otros tienen cientos de años, como "Al Mundo Paz" (Watts, 1719) y "El Señor Resucitó" (Wesley, 1739). Y aún hoy se siguen componiendo nuevos himnos.
Sin importar el tipo de himno que una iglesia decida usar, ya sea antiguo o contemporáneo, debe usarse con el propósito de traer gloria a Dios declarando la verdad de quién es Él y lo que ha hecho de una manera que edifique a la congregación hasta alcanzar una fe más madura. De este modo, las iglesias pueden seguir la larga tradición bíblica de incorporar himnos durante el servicio de adoración.
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