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¿Qué es la Trinidad?
La clave de la discusión de la Trinidad es entender y confesar que es un misterio. Una vez que lleguemos, con razón, a la conclusión de que la Trinidad es, en última instancia, incomprensible para la finita mente humana, entonces podemos encontrar una posición bíblicamente balanceada. Todos los errores y herejías con respecto a la Trinidad se deben a las personas que tratan de explicar lo inexplicable y sondear lo insondable. Un ser humano finito tratando de entender a un Dios infinito es como una ameba que trata de entender la física cuántica.
La doctrina de la Trinidad se puede resumir en cuatro puntos: (1) El Padre es Dios (Juan 6:27; Romanos 1:7; 1 Pedro 1:2), (2) Jesucristo es Dios (Juan 1:1, 14; 8:58; Romanos 9:5; Colosenses 2:9), (3) El Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3-4; 1 Corintios 3:16), (4) Hay un solo Dios (Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:4; Gálatas 3:20; 1 Timoteo 2:5). El misterio de la Trinidad es que Dios es de algún modo tres personas (Padre, Hijo y Espíritu), y sin embargo, sólo hay un Dios. Esos dos conceptos parecen mutuamente excluyentes a nuestras finitas mentes humanas. Pero, recordemos, estamos hablando de un Dios infinito.
Errores comunes en relación con la Trinidad son: tri-teísmo (la creencia en tres dioses), el modalismo (las tres "Personas" de Dios son en realidad los modos en los que Él ha escogido para revelarse), monarquismo (Dios existía en Jesús y existe en el Espíritu Santo, pero Jesús y el Espíritu Santo no son, de hecho, Dios), y patripasianismo (Dios Padre se convirtió en el Hijo y se convirtió en el Espíritu). Cada uno de estos intentos de explicaciones es un error porque contradice la Palabra de Dios. La verdad acerca de la Trinidad es que el Padre es plenamente Dios, Jesús es plenamente Dios, el Espíritu Santo es plenamente Dios, y hay un solo Dios.
Las personas de la Trinidad se distinguen unos de otros en varios pasajes. "SEÑOR" se distingue de "Señor" (Génesis 19:24; Oseas 1:4). El Señor tiene un Hijo (Salmo 2:0, 12; Proverbios 30:2-4). El Espíritu se distingue del "SEÑOR" (Números 27:18) y de "Dios" (Salmo 51:10-12). Dios el Hijo se distingue de Dios el Padre (Salmo 45:6-7; Hebreos 1:8-9). Jesús habla con el Padre sobre enviar a un Consolador, el Espíritu Santo (Juan 14:16-17). La Escritura habla de subordinación entre los miembros de la Trinidad (Lucas 22:42; Juan 5:36; 14:16, 26; 15:26; 16:7, 13-14; 1 Juan 4:14). Estos aspectos sólo pueden ser verdaderos entre personas distintas dentro de la Divinidad. ¿Cómo puede un modo de Dios estar subordinado a otro modo? ¿Cómo puede el Padre someterse a sí mismo o el Hijo orar a Sí mismo? ¿Cómo puede el Espíritu Santo enviar a Sí mismo?
De nuevo, todo se remonta al hecho de que la Trinidad es un misterio. Cuanto antes lo confesemos, más pronto podemos enfocarnos en nuestra relación con el Dios Trino. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios—pero sólo hay un Dios. Esa es la verdad bíblica. Si bien es fascinante estudiar, la doctrina de la Trinidad no debe consumir nuestra atención o ser más importante que nuestra relación real con nuestro Creador, Salvador y Consolador.
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