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¿Cómo puedo entender a Dios como Padre?
En los tiempos modernos, muchas personas tienen una visión negativa de su padre o quizás una falta de padre. Por eso, es difícil entender correctamente el concepto de Dios como Padre. ¿De qué manera expresa la Biblia el papel de Dios como nuestro Padre celestial?
Juan 1:12 enseña: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Cuando creemos en Cristo, llegamos a ser hijos de Dios. Él pasa a ser nuestro Padre por relación. Este vínculo familiar no se puede romper. Un padre no puede decidir dejar de ser padre. De hecho, un padre es siempre un padre.
Este es el concepto que Dios comunica sobre Su rol en la vida de los que creen en Él. Jesús enseñó a Sus propios discípulos a orar el Padre Nuestro, comenzando con: "Padre nuestro que estás en los cielos..." (Mateo 6:9).
En Primera de Juan 3:1 se dice: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios". La función de Dios como nuestro Padre revela la clase de amor que nos tiene. Nos ama con un amor perfecto, profundo y continuo que no puede detenerse.
Otro beneficio de ser un hijo de Dios es el de compartir la herencia del Padre. Romanos 8:16-17 enseña que hemos sido adoptados en la familia de Dios y nos convertimos en herederos con Él: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo...".
Además de participar en la herencia de nuestro Padre celestial, a veces Dios nos disciplina para que podamos participar en Su santidad. Hebreos 12:9-10 enseña: "Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad". Dios nos ama y es por eso que a veces también nos disciplina. Esto demuestra que somos Sus hijos y constituye un acto de amor. Hebreos 12:11 explica: "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados".
Lucas 15 también nos enseña que nuestra relación con Dios es como la de un Padre con un Hijo. El hijo pródigo se fue de casa y desperdició la herencia de su padre. Luego regresó, sabiendo que no merecía ser llamado hijo, no obstante, preguntó si podía trabajar como siervo. Después, su padre corrió hacia él y lo abrazó con amor, haciéndole una fiesta como si fuese un hijo perdido al que habían encontrado. Esta escena también refleja el amor de nuestro Padre celestial. Él desea que acudamos a Él. Cuando lo hacemos, nos abraza con Su amor y no deja de celebrar que formamos parte de Su familia espiritual eterna.
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